El arte de la piedra seca forma parte de la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco desde 2006 y por tanto márgenes, barracas y otras construcciones están ya protegidas.
El Ayuntamiento de El Vendrell quiere garantizar esa protección y declarará como Bien Cultural de Interés Local (BCIL) cinco barracas del municipio que el Grup de Pedra Seca de Sant Vicenç de Calders incluyó en un informe encargado por el consistorio.
En El Vendrell hay unos cientos de barracas por los campos agrícolas, pero también en zonas urbanas. La mayor parte de ellas de entre el siglo XVIII a finales del XIX. Pero de momento se catalogan como BCIL cinco de ellas. Cuatro están en terrenos municipales.
Son la barraca de Po Bo (calle Jocs Florals de Coma-ruga), dos en el Fondo del Mata y una a la salida del núcleo en dirección a Nou Vendrell. La quinta es la de Cal Patge en el Camí de Roda de Sant Vicenç de Calders. Esta última está en una finca privada y es una de las más grandes de El Vendrell y de Catalunya.
La pedra seca muestra un pasado agrícola y un duro terreno para trabajarlo
El Grup de Pedra Seca de Sant Vicenç de Calders plantea establecer un punto de interpretación de la pedra seca en el área recreativa del Fondo del Mata, donde hay muchas de esas construcciones.
El miembro de la entidad, Josep Borrut, señala que «la pedra seca no son sólo construcciones. Son un ejemplo de un sistema de vida que hay que preservar y difundir».
Son construcciones muy ligadas a la actividad agrícola y a las características de un terreno en el que tuvieron que trabajar los agricultores retirando piedras y levantando construcciones que sirviesen para su actividad.
La declaración como BCIL, además de garantizar su conservación, exige un mantenimiento para evitar la degradación y hacer difusión.
