La discoteca Pacha La Pineda volvía hace unas semanas al recuerdo de muchos nostálgicos gracias a las imágenes de un tiktoker Marc Raja (conocido en redes como @achichareishonurbex), que saltó la valla perimetral, sorteó las cámaras de seguridad y entró en el ‘templo’ para ofrecer a sus seguidores la imagen de lo que es ahora el recinto.
La historia de Pacha en el núcleo turístico de Vila-seca empezó a escribirse en 1991 y cerró su historia en 2020, en plena pandemia del coronavirus.
Sin embargo, la discoteca ya había ‘enfermado’ un año antes cuando un vecino de la calle Amadeu Vives (muy cerca del recinto) se hartó de no dormir y denunció a la discoteca por exceso de ruido.
Aquella acción vecinal, en abril de 2019, terminaría en los juzgados y sentenciaría la continuidad de Pacha además de abroncar al Ayuntamiento por ser tan permisivo con el control de ruido con la discoteca.
Así, Pacha cerró con la pandemia, pero murió en los juzgados. Las obras obligatorias que debía acometer y la concesión municipal que terminaba en 2022, desembocó en el cierre definitivo de Pacha La Pineda, gestionada por la sociedad Ocio a Tope SL.
Sin cabida en el nuevo modelo turístico
La Pineda de 1991, año en que la discoteca de las ‘dos cerezas’, y la de 2021 ya no son el mismo núcleo turístico. Ha cambiado el perfil del visitante y el modelo por el que apuesta la ciudad.
La Pineda Drink, Pacha, Level... el ocio nocturno de antaño (con sus pros y sus contras) ya no existe en este punto de la Costa Daurada.
La apuesta del Ayuntamiento de Vila-seca para La Pineda ha cambiado de rumbo: Turismo familiar, hoteles de calidad, spa, tranquilidad... La noche vacacional ha bajado el volumen al máximo y los proyectos como La Pacha ya no tienen cabida dadas las exigencias de la normalitva.
El Ayuntamiento ha recuperado el solar que cedió hace más de tres décadas y en él se busca otro equipamiento turístico de referencia. Pero esta vez sin decibelios.
Vila-seca está ultimando que turismo quiere para las próximas décadas. Lo anunció el alcalde Pere Segura al final de la pasada legislatura: una empresa internacional deberá sentar las bases del modelo turístico que se quiere ubicar en ese punto del litoral y una vez conocidas “las reglas de juego”, convocar un concurso para que haya propuestas.
Fuentes municipales señalan que para después del verano podría definirse este modelo y proyecto orientativo para que en estas 14 hectáreas dibujar un nuevo referente turístico.
Mientras, a su lado, el parque acuático Aquopolis (inaugurado en 1987) tiene una prórroga de cuatro años (una licencia de actividad que caduca en diciembre de 2026).
En este otro espacio, también municipal, deberá plantearse al finalizar la concesión qué se quiere hacer con él.
A diferencia de la discoteca, la presencia de un parque acuático en primera línea de La Pineda no tiene problemas con el vecindario. Y su valor estratégico aumentará en los próximos años cuando la transformación del frontal marítimo de Vila-seca cambie radicalmente con la desurbanización de un tramo del paseo Pau Casals para ganar espacio a la delicada playa de la Pineda.