La cara del Port de Torredembarra cambiará. Esto es lo que deberá suceder en los próximos años si la empresa concesionaria, Port Torredembarra S.A., quiere renovar la concesión para los próximos 15, una vez haya vencido la actual, a finales de este 2022. Para cumplir con la normativa que exige la Generalitat, la sociedad deberá impulsar una serie de reformas que pasan, entre otras, por incrementar la integración del puerto con el municipio e impulsar mejoras medioambientales, algo que suma una inversión de más de 9 millones de euros.
A nivel arquitectónico el primer requisito implicará, según avanzó el capitán marítimo del puerto, Oriol Milà, «introducir el paseo de Torredembarra dentro del puerto, de modo que se romperán las diferencias entre los espacios de dominio público y privado. El paseo continuará por el puerto y no se tendrá la sensación de haber entrado allí». Además, parte de la inversión del proyecto se destinará a «dignificar» el camino de ronda del Roquer y a recuperar su acceso al puerto que, tal y como recuerda Milà, «en su día quedó invalidado, lo que fue un hachazo para los torrenses de la época».
Oportunidad a la formación
La integración del puerto con Torredembarra implica no solo un mayor vínculo de la estructura a nivel urbanístico, sino también a nivel social. En este sentido, el proyecto de remodelación contempla acciones más allá de las propias de la temporada turística como es el potenciar la Escola de Formació del Institut Ramon de la Torre y dotarla de mayores recursos. Para ello se pondrá en marcha un curso de mantenimiento y reparación de embarcaciones vinculado con el Centre de Formació Marítima del puerto, una petición que des del Ayuntamiento aseguran que llevan años persiguiendo.
Afectación a varios sectores
El proyecto de remodelación también contempla una serie de obras que afectan a los diferentes sectores que forman parte del propio espacio. Uno de estos sectores es el industrial, al que Oriol Milà asegura que «se le dará más protagonismo», reduciendo por contra el comercial. Esta ampliación es además un hecho que el alcalde de Torredembarra, Eduard Rovira, asegura que «llevamos años reivindicando en el Ayuntamiento».
El dar mayor cabida a la industria no supone, ni mucho menos, olvidar al sector terciario al que, remarca Milá, «le damos la opción de continuar siempre que quiera. Para nada lo hacemos desaparecer». Simplemente «hay que respetar su evolución natural y asumir que la situación turística de Torredembarra es ‘dura’ y basada, sobre todo, en un turismo de segunda residencia».
Para respetar este ciclo natural, las obras que afecten al sector comercial no hipotecarán ninguna temporada a los que se vean implicados. «Hay que tener mucho respeto hacia el sector», sentencia Milà. Finalmente, destacar que el sector de pesca no se ve afectado en proyecto que ya está en manos de la Generalitat: «los emplazamientos, la flota y todo lo que implica se queda exactamente como está».
Exigencias medioambientales
Más allá de la vertiente urbanística, la Generalitat exige acciones medioambientales para dar el visto bueno a renovar la concesión. En este sentido Milà avanzó que, entre otras medidas, se dotará al puerto de placas fotovoltaicas. Además, anunció la construcción de un «megabiótopo» que pretende ser un referente en todo el país.