El ocio nocturno está siendo uno de los sectores más castigados a causa de la pandemia. También los bares y restaurantes han sufrido pérdidas milmillonarias a causa de las restricciones impuestas contra la expansión del coronavirus. Los empresarios de todos estos negocios cifraban hace cuatro meses el impacto de la pandemia en 3.000 millones de euros y aseguraban que la pérdida de negocio pone en riesgo 40.000 puestos de trabajo.
Las empresas de restauración y ocio nocturno de la provincia generan unos 60.000 empleos.
En la provincia hay cerca de 6.000 empresas dedicadas a dar servicios de restauración y ofrecer planes de ocio durante la noche. Un número que podrá verse drásticamente reducido si, como piden los empresarios, la Generalitat no activa ayudas urgentes para los sectores. Desde la asociación calculan que la mitad de negocios «tendrán que presentar un concurso de acreedores si no llegan ayudas de la administración».
Veintena de locales en Salou
En Salou existen casi una veintena de discotecas y pubs musicales, concentrando gran parte de la oferta lúdica nocturna de la demarcación, que suma otra treintena de este tipo de locales.
La Costa Daurada ha sido un gran reclamo durante muchos años para el ocio nocturno de otros puntos de España y de diferentes países de Europa. Y Salou, especialmente, congrega cada año a miles de jóvenes dispuestos a disfrutar de la noche en la época estival.
Empresarios del ocio nocturno de la Costa Daurada piden que no se criminalice al sector: «somos los apestados del ocio», dicen y recuerdan que durante el tiempo que estuvieron abiertos el pasado verano «cumplimos sanitariamente con lo estipulado por la Generalitat. No hay muchos negocios que limpien y desinfecten cada vez que se levante un cliente de la mesa, las sillas, vasos, etc. Nosotros lo hemos cumplido escrupulosamente. Pero, a pesar de todo ello, nos han juzgado y ejecutado».
Eduardo Abenójar, propietario del Bus Stop en Salou y que anteriormente había regentado hasta cuatro negocios, es más contundente. «No quieren saber nada de nosotros», asegura, mientras echa la vista atrás hasta hace unos meses «cuando teníamos la obligación de cerrar a las 3 de la madrugada. No nos salían los números y los gastos eran superiores a los ingresos», pero «nos esforzamos por abrir durante el tiempo y las condiciones que nos dieron».
Abenójar, que también preside la Asociación Provincial de Restauración y Ocio Nocturno de Tarragona (APRONT), es aún más contundente por la situación que llevan viviendo en los últimos meses: «Estamos en la UCI. En caída libre desde hace un año y medio». En su caso, su negocio da trabajo a una veintena de empleados y «las ayudas económicas que recibimos son insuficientes, de miseria. En Salou, no somos un ocio nocturno de interior. Echamos el cierre en octubre de 2019 y hasta ahora... A penas abrimos algo en verano y con las pertinentes restricciones», en referencia al mes de julio de 2020.
Reitera que «la semana que abrimos sólo sirvió para endeudarnos. Hay que pagar alquileres de locales (nos han dado ayudas para la mitad), gastos de luz, agua, teléfono y a los empleados...», pero también aboga por la seguridad sanitaria.
Al igual que él, otros empresarios del ocio nocturno de Salou han puesto la vista y todas sus esperanzas en el verano, «con la llegada de las vacunas a muchos países de Europa», dicen.
Esperanza de cara a verano
La cercanía de la Semana Santa y la baja cifra aún de vacunados hasta el momento en España les lleva a pensar que es una época en la que «no parece que vaya a normalizarse la afluencia de otros años».
Sin embargo, el verano vuelve a ser el gran objetivo del sector. «Ya habrá mucha gente vacunada y podrá haber más movimiento internacional si las cosas mejoran», auguran. Quieren ser optimistas y creen que las restricciones horarias también cambiarán. «A partir de mayo creo que podríamos empezar el despegue, aunque no sea al cien por cien», afirma Abenójar.
Confían en la proliferación de vacunas, que se añadirán a las actualmente aprobadas. Si es así, «en mayo o junio va a empezar a venir la gente a borbotones», dice entusiastamente Abenójar.