Creixell no ha escapado a los botellones que durante este verano se han producido en buena parte de los municipios de la Costa Daurada. En especial el Club Nàutic, situado a pie de playa, ha sido uno de los lugares donde más fiestas ilegales se han celebrado, aprovechando sus protagonistas que el municipio no contaba con toque de queda al tratarse de una localidad con menos de 5.000 habitantes.
Instalaciones, parte del mobiliario y material náutico del club han sufrido diversos desperfectos a lo largo de las últimas semanas, tal y como ha confirmado su presidente, Salvador Claramunt. «Hemos tenido un verano bastante movido, la verdad, con fiestas concentradas durante buena parte de los fines de semana», resume el dirigente.
El pequeño local que ejerce como punto de reunión y de bar de los socios fue objeto, sin ir más lejos, de un asalto. "Nos rompieron la cadena con la que candamos el local, posiblemente con una cizalla, y una vez dentro nos robaron diversas bebidas, botellas de licor y helados. No dejó de ser un acto vandálico porque no se llevaron una Thermomix con la que cocinamos algunas veces y que en esos momentos estaba ahí», narra Claramunt.
Los socios del Club Nàutic Creixell están hartos de encontrarse casi cada mañana con vasos, botellas, restos de comida y bolsas de plástico esparcidas por la arena de la playa frente al propio club; también aparecen sillas y mesas de la propia entidad así como del vecindario, después de ser sustraídas de algunas terrazas exteriores.
En algunas ocasiones incluso se han encontrado durmiendo bajo algún catamarán a diversos jóvenes que han pasado la resaca y la noche allí mismo.
Las embarcaciones tampoco han escapado a las gamberradas. Ha sido habitual durante este verano que algunas hayan aparecido frente a la orilla, después de ser transportadas y movidas de su emplazamiento habitual, caso de un pequeño monocasco propiedad de la Federació Catalana de Vela o de un viejo láser; hay unas 20 embarcaciones varadas en la arena en esta época.
Corrieron mejor suerte que un catamarán que sufrió la quemadura de parte del trampolín, «posiblemente con algún cigarro», explica Claramunt.
El bar de los socios sufrió el robo de bebidas y las casas colindantes, diversos hurtosTambién varios de los chiringuitos ubicados en esa misma zona de la playa de Creixell han sufrido actos vandálicos. «Algunos acabaron contratando a un vigilante privado en horario nocturno para proteger la instalación», sentencia el presidente del Nàutic, que espera que con la llegada de septiembre y el descenso de la ocupación turística también desaparezcan esos problemas en forma de botellón.
El Club Nàutic Creixell trabaja ya en poder recuperar a partir el próximo verano la escuela de vela, en colaboración con la Federació Catalana, que no tiene desde hace cinco años. «Nos servirá para revitalizar la entidad y ganar socios».