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El embrujo de la madera en el mar en Calafell

La iniciativa la impulsa la asociación Patí Català Vela Llatina

16 febrero 2025 19:52 | Actualizado a 16 febrero 2025 20:06
Se lee en 2 minutos
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Ya no sólo es la técnica de navegación. Es «el sonido, el olor...». Insufla emociones a las que ni siquiera puede aspirar la fibra de vidrio. Puede que la fibra sea más resistente y que requiera menos cuidados, pero la madera entra en una comunión reverencial con el mar. Históricamente.

Navegar en barco de madera es un homenaje a nuestra historia, evoca Quico Despuig, uno de los más destacados mestre d’aixa, de Catalunya. Despuig imparte en Calafell un curso para aprender a reparar barcas de madera. Las pocas que quedan, lamenta.

La iniciativa la impulsa la asociación Patí Català Vela Llatina de Calafell que desde hace años trabaja para recuperar y restaurar viejas barcas que acabarían desgüazadas por el paso del tiempo y el olvido.

«No es romanticismo, es un compromiso con la historia», señala el ‘mestre d’aixa, Quico Despuig

Una veintena de personas han comenzado el curso. Románticos de la madera. «No es romanticismo», corrige Despuig. «Es un compromiso con la historia y con saber disfrutar del mar». Catalunya fue una potencia en mejores momentos. «Y nos caracterizó». En cada zona de la costa había diferentes técnicas de construcción, «una manera única». Y todo ese legado puede perderse.

Algunos de quienes participan en el curso conservan barcas de la familia que todavía navegan en el mar de Calafell. En esa playa el poeta Carlos Barral decía que había «mucha madera» en referencia a la gran cantidad de barcas de pesca que había.

$!Trabajar las barcas de madera requiere de técnicas precisas.

Ahora apenas quedan. «Eso es olvidar un pasado que es propio. Y también renunciar un futuro». Despuig explica que en los años 60 comenzó el declive de la madera con la implantación de la fibra. «Pero en los 80 en Europa se comenzó a recuperar la madera. En Italia, en Grecia... Aquí vamos muchos pasos atrás». Pero cree que hay esperanza.

Más cultura

En otras costas como en Galicia «hay museos, una mayor cultura marinera... las familias conservan sus barcas... Un reconocimiento a esa historia. Aquí el mar se sigue viendo como algo turístico».

Patí Català Vela Llatina de Calafell ha logrado salvar barcas, pero sobre todo que muchos vuelvan a interesarse o descubrir ese patrimonio.

Son pocos los jóvenes que se animan a seguir esos cursos

Josep Inglada, miembro de la entidad, destaca la recuperación de barcas que se han hecho en los últimos años y que han podido volver a navegar. Pero reconoce que son pocos los jóvenes y mujeres las que se animan a seguir los cursos de recuperación de barcas de madera.

Existe una escuela de capacitación de Mestre d’aixa, con su normativa, materias y título, pero «nunca se llegó a impulsar con la decisión necesaria», lamenta Quico Despuig.

$!La iniciativa es de la asociación Patí Català Vela Llatina de Calafell.

«Los políticos no supieron hacerlo», señala. Es un grado formativo de dos años que imparte conocimientos y habilidades en el mantenimiento de estructuras de madera y mobiliario de embarcaciones de recreo.

Quico Despuig considera que esa formación puede tener una fácil colocación. «En los últimos años he tenido una gran cantidad de trabajo». Considera que de darse a conocer la tradición marinera de Catalunya, volver realmente la vista hacia el mar y a su patrimonio náutico, podrían generarse empleo.

Técnica

De hecho la asociación Patí Català Vela Llatina de Calafell ya ha organizado diferentes talleres para la recuperación de barcas de madera para enseñar las técnicas de construcción, restauración y mantenimiento.

Para llegar a construir una barca de madera son necesarios hasta cinco años de formación, explica el experto. Pero para poder mantenerla en condiciones y evitar la degradación que inflige el mar como tributo es necesario conocer algunas técnicas que garanticen la continuidad de un legado.

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