Quien haya visto la serie Antidisturbios, de Rodrigo Sorogoyen y Borja Soler ha podido ver las dos caras de un desahucio en una vivienda de Madrid y con un pelotón de agentes de la Policía Nacional en el punto de mira de una trama ficticia que no corresponde en estas líneas desvelar.
Pero la esencia que ofrece la serie sí permite observar desde un prisma de múltiples lados cuando una orden de desahucio debe llevarse a cabo hasta las últimas consecuencias.
Esta mañana de jueves, desde el balcón del 1º6ª del número 43 de la calle Carles Buïgas de Salou, Nuria Ruedas ha temido lo peor cuando el cabo de Mossos, que se había activado en una orden de desahucio, pedía refuerzos (antidisturbios) por radio ante la resistencia social que impedía acometer la acción ordenada por el juzgado de instrucción número 1 de Tarragona.
Nuria, de 41 años y natural de Ciudad Real, debía abandonar este piso en alquiler a partir de las 9.30 horas de hoy. Divorciada, madre de dos hijos (que están en Alemania con su padre «hasta que pueda mantenerlos», explica) y limpiadora de profesión está de baja desde hace más de diez meses.
La crisis del coronavirus y la falta de ingresos han dejado a esta manchega de nacimiento sin capacidad para pagar el alquiler, que ha terminado en la orden de desahucio que hoy jueves se ha logrado aplazar hasta el 21 de enero a la misma hora.
«Nuria se queda»
Antes de la victoria temporal de la inquilina y el griterío de triunfo de los vecinos que se han interpuesto ante los Mossos y la comitiva judicial, ha habido momentos de tensión e incluso ha sobrevolado un desalojo por la fuerza para apartar del camino a la decena de personas pertrechadas detrás de la verja del número 43 de la calle Carles Buïgas de Salou.
La comitiva ha llegado puntual y llevaba con ella a un cerrajero. Ha venido predispuesta a terminar de forma amistosa el desahucio y a cambiar la cerradura del piso. Todo lo que quedara dentro se entendería como abandonado. Así lo recoge el artículo 73 de la LEC (la Ley de Enjuiciamiento Civil).
Nada más lejos de la realidad. En la entrada del edificio se han reunido una veintena de personas de Salou y de Reus convocadas por redes sociales y pertenecientes a plataformas para la vivienda digna. No estaban dispuestos a dejar a Nuria sola ni en la calle. Resistirían como cantaba el Dúo Dinámico en 1988 hasta las últimas consecuencias.
La «resistencia» ha empezado dialogando con la comitiva judicial y les ha impedido el paso porque no querían que s eejecutara el desahucio. Ante la postura inamovible de que no permitirían que Nuria se quedara en la calle, la secretaria del juzgado de Paz se ha visto obligada a llamar a los Mossos d’Esquadra que en pocos minutos han comparecido con patrullas uniformadas y dos agentes de paisano, se conocen como los furas dentro del argot policial.
La ventisca fría de media mañana ha empezado a caldearse con los ánimos del «pelotón de defensores» y los agentes que han intentado terminar por las buenas la orden judicial. Una decena de los convocados se habían pertrechado detrás de la verja de entrada del edificio. Así, podían impedir la entrada de los agentes y solo dejaban pasar a los vecinos que pretendían salir del edificio.
Tensión y llamada para refuerzos
La conversación entre el portavoz de los defensores de la inquilina y un cabo de los Mossos ha ido subiendo de tono. La presencia de móviles grabando la escena era incómoda para los agentes allí desplazados y el mando de la escala básica del cuerpo policial siempre ha pretendido dejar claro que él estaba cumpliendo órdenes y él no echaba a nadie a la calle.
A pesar del tono de voz alto y la reja de hierro que separaba a los dos bandos, la situación no se ha descontrolado en ningún momento. El cabo se ha cansado de discutir con los jóvenes que cerraban el paso y ha pedido a sus compañeros que empezaran a identificar a todos los que estaban allí. Paralelamente, ha solicitado por radio los "temidos" refuerzos argumentando que los agentes enviados para el desahucio estaban en inferioridad numérica y había «resistencia activa».
«Muchas gracias por impedir que me saquen del piso y evitar que los antidisturbios os echen de aquí por la fuerza», Nuria Ruedas (Inquilina en proceso de desahucio)La última patrulla de Mossos en llegar ha sido la que comandaba un sargento de los Mossos. El mando de la escala intermedia ha asumido el control de la operación.
La cámara que llevaba en el pecho ha puesto nerviosos a la «resistencia activa» que han replicado, desde detrás de la verja, usando el móvil como cámara. El sargento ha logrado rebajar la tensión con diálogo y ha convencido a los presentes para que la inquilina saliera de su piso y bajara hasta el portal, siempre protegida y acompañada. Allí se ha hablado con ella.
Tras un diálogo amistoso entre la inquilina, Mossos y la comitiva judicial, se ha acordado posponer el desahucio. Eran las 10.30 horas pasadas. El acuerdo ha permitido que la opción de la presencia de los antidisturbios en el desahucio, se convirtieran en protagonistas de una historia triste, que nada tiene que ver con la ficción de la serie de televisión de producción española.