La regresión de las playas de la Costa Daurada, en concreto a las que afectan a la parte sur de Roda de Berà, ha reactivado un problema de movilidad que había quedado aletargado en los dos últimos años por la pandemia de la Covid-19.
La aportación de arena en la vertiente sur solo tiene un camino de entrada y no es otro que un puente que cruza la vía del tren en el término de Creixell. Para vehículos inferiores a dos metros de altura hay otra entrada que pasa por debajo de los raíles dentro de Roda de Berà.
Pero para vehículos pesados como los de transporte de mercancías, el de la recogida de la basura o en este caso las bañeras que llevaban arena a las playas de Roda, su único camino viable es cruzar el puente para poder llegar a su destino.
Sin embargo, la infraestructura ya tiene unos años. Se construyó en 1984 tras la supresión de un paso a nivel que ponía en riesgo a peatones y a los vehículos que cruzaban. Las obras permitirían una mejor movilidad en el municipio y una conexión segura en las urbanizaciones de la zona de la playa con el resto del municipio.
El presupuesto lo financió Renfe, informan fuentes municipales, y el mantenimiento de la infraestructura quedó en manos de la empresa los primeros años. Sin embargo, el puente nunca tuvo problemas hasta hace pocos años, cuando este ‘exceso’ de toneladas puntual por la regresión de las playas se acentuó en este punto del litoral de la Costa Daurada.
El alcalde de Creixell, Jordi Llopart, empezó a recibir mensajes de los temblores del puente que coincidían con el paso continuado de grandes camiones. Decidió poner una señal de limitación de peso para curarse en salud, aunque admite el propio alcalde que en ningún documento que ha consultado se encuentra esta limitación de tonelaje.
Las ‘grietas’
El paso de camiones se ha acentuado este 2022. La regresión de las playas se ha acentuado más esta temporada y la necesidad de arena para las playas ha sido mayor que en otras épocas. Esto ha motivado que camiones bañera circularan caso 10 horas al día por este puente cargados y descargados. En ambos casos, el peso del vehículo es superior a las 8 toneladas que el alcalde Llopart puso como límite. Los temblores a su paso se han notado en otros vehículos que se cruzaban o incluso a la gente que a pie sortea la vía del tren.
El alcalde creixellense habló con el alcalde de Roda de Berà, Pere Virgili, cuando empezó la última gran aportación de arena. Incluso pidió a la Policía Local un control de los vehículos que cruzan esta infraestructura. «Es un puente que a nuestro entender tiene un desgaste de los años y el paso de camiones de gran tonelaje de forma continuada no ayudan a su conservación». La cereza que completó este pastel fue el paso de una grúa de grandes dimensiones que fue necesaria para sacar del mar una excavadora que se había volcado. El peso de este vehículo especial supera las 40 toneladas.
Llopart llamó a la Dirección General de Costas para informarse de la aportación de arena y exponer el problema o riesgo que suponía tanto peso y continuado en el puente. Costas tomó nota, pero apuntó que era un hecho puntual. El alcalde de Roda, Pere Virgili, también entiende la preocupación de Llopart, pero remarca que no hay otra forma de llegar allí con vehículos de más de dos metros.
Llopart explica que después del verano pedirá una reunión con la Subdelegación del Gobierno y pedirán un estudio específico del puente para ver su estado de salud, ya que nadie quiere que se cierre si hay riesgo de paso.
Este puente de Creixell se levantó tras la supresión de un paso a nivel de la línea de costa para mejorar la conexión con la playa