Llega la temporada de verano y plantas como el geranio, la dalia o la clavelina son las más indicadas. Pero también en las calles parece que es época de otro elemento que brota, de manera artificial y que además de un impacto visual, tiene importantes riesgos ambientales.
Hace días que vuelven a verse numerosos colchones tirados en las calles de manera incívica.
Esa acción supone un sobrecoste para los municipios pese a que hay teléfonos de los departamentos municipales que recogen gratuitamente esos materiales.
En Calafell vuelven a verse numerosos colchones por las calles pese a las campañas de concienciación para intentar evitar dejar colchones y voluminosos en la vía pública.
Los colchones son inflamables por los materiales que los componen por lo que suponen un peligro para allí donde se tiran. Además por esos mismos materiales atraen a roedores e insectos que pueden llegar a convertirse en plagas generando problemas de salud.
Los colchones que se lanzan en la vía pública suelen llegar a los vertederos (con el coste a que supone), pese a que el 90 % de sus componentes son reciclables con una correcta gestión de ese residuo.
Puede aprovecharse el poliuretano, la armadura de madera, los fuelles metálicos y la tela, además de evitar la saturación en los vertederos.
Como en Cunit y El Vendrell
La situación se repite en muchos municipios. En El Vendrell hace unos años tuvo que activarse una campaña específica para intentar evitar el abandono de colchones en la vía pública.
En Cunit también es habitual que al principio de la temporada estival y cuando finaliza, muchos colchones acaben tirados en la calle.
