Desde mi punto de vista la palabra metrosexual lo desencadenó todo. Este neologismo inventado por el periodista Mark Simpson en 1994 para definir a los varones que se preocupan por su imagen abrió la Caja de Pandora. Desde entonces vivimos con la necesidad de etiquetarlo todo.
Pero no sólo los comportamientos o tendencias estéticas, sino también su clasificación por generaciones. Baby boomers, Generación X, millenials, Youtubers... Es para perderse. Y lo peor de todo es que nunca había encontrado algo con lo identificarme, hasta el punto de pensar que todo ello era una gran estupidez. Pero la cosa cambió la semana pasada tras leer un par de artículos y de navegar por la red. Porque ahora ya lo tengo claro. Ya no soy un inadaptado generacional. Sé cuál es mi lugar. Soy un xennial.
La verdad es que el ‘palabro’ es perfecto, tanto por su concepción como por su contenido. Xennial proviene de la unión de la Generación X –los nacidos entre 1969 y 1980– con los millenials –nacidos a finales de los 80 -principios de los 90–. Todo el mundo coincide en que el primer medio en utilizarlo fue la revista Good en 2014. Allí se definía a los xennials como «una micro-generación que sirve de puente entre la desafección del Gen X y el alegre optimismo de los millenials». Su autoría se la otorgan al sociólogo de la Universidad de Melbourne, Dan Woodman, al igual que la definición de sus características. A continuación paso a detallar alguna.
He conocido el nacimiento del móvil y el fin de la cultura analógicaLos xennials han nacido entre 1977 y 1983 o cuando se estrenó la mítica Star Wars. Genial. Yo me crié con la trilogía galáctica, abducido por una historia del Bien contra el Mal y una narrativa visual única de la época con naves espaciales y espadas láser. Sólo el vídeo y las cintas VHS gastadas de tanto rodar me impidieron ver las tres pelis 50 veces más.
Los xennials también han conocido el nacimiento de la telefonía móvil y el fin de la cultura analógica. Cuánta razón. Yo todavía quedaba con mis amigos con una sola llamada. ¡Y todos éramos puntuales! Los de mi generación también llamábamos por el fijo de casa a alguna amiga o amigo con la esperanza de que no contestaran sus padres. En mi caso también tuve un Walkman y centenares de cassettes. Sin olvidar, claro está, un boli o un lápiz (mejor el segundo) para hacerlas rodar si se salía la cinta. Y qué decir de los primero móviles –bendito Nokia y su adictivo Snake–, la distinción de los amigos según fueran de Sega o de Nintendo o los disquetes de 3.5.
No obstante, el punto más determinante es el que explica que los xennials «han experimentado una infancia analógica y una edad adulta digital». En mi juventud, y hasta llegar a la universidad, Internet era un gran desconocido. Las redes sociales una entelequia, y Google todavía no era conocido. Sí, yo también me conecté usando Altavista o visitando algún Ciber. Por lo tanto, los xennials hemos tenido que pasar de una concepción analógica a una vida digital. A un mundo antes y después de la aparición de Internet.
Precisamente, la capacidad para adaptarse a los profundos cambios es uno de los principales valores que subrayan los creadores del término xennial. Y yo apuntaría el de saber valorar los cambios positivos. Por ejemplo, la facilidad de acceder a los contenidos culturales, el copy paste o la agilidad a la hora de comunicarnos (más los cambios políticos, avances sociales y demás transformaciones que aquí no se analizan porque darían para otro artículo).
Sí, yo también me conecté usando Altavista o visitando algún CiberSi ya ha leído hasta aquí y se siente identificado con lo contado, es un romántico de los artículos analógicos y cree que me he dejado mil cosas por contar. Entonces es que usted es un xennial, haya nacido en 1970 o 1989. Si por contra, no entiende nada o simplemente piensa que todo son banalidades puede que no sepa en qué generación encaja. En cuanto a ser xennial, también podría salir de dudas si responde al quiz de The Guardian o prueba de seguir la cuenta de Twitter de Yo fui a EGB. Suerte.