El papa acudió por sorpresa este sábado a la parroquia de San Gilles, en Bruselas, para desayunar en una mesa preparada en el interior del templo con un grupo de personas sin hogar y migrantes.
En la iglesia se instaló una gran mesa con 17 sillas, el papa se sentó en medio de las personas sin hogar y junto con arzobispo de Malinas-Bruselas, Luc Terlinden y Marie-Françoise Boveroulle, una de las responsables del Vicariato de Bruselas, encargada de la diaconía.
Entre los asistentes se encontraba un migrante de Togo que llegó a Europa después de desembarcar en Lampedusa y que cantó para el papa.
"Había el deseo de visitar una actividad de caridad social y así que hice la propuesta de que venir a tomar un café en el desayuno solidario en la plaza, ya que es algo que se hace todos los sábados, por lo que es algo que existe y por lo que parecía natural que pudieran venir", explicó Boveroulle a los medios.
Se leyeron algunos testimonios y después se le hicieron algunos regalos al papa, entre ellos algunas botellas de cerveza artesanal que elaboran en la parroquia para fines benéficos, en un desayuno que duró una media hora..
El papa en este viaje a Luxemburgo y Bélgica también visitó este viernes en otro evento no programado la casa de San José para ancianos con dificultades económicas.
Después, el papa se trasladó a la basílica del Sagrado Corazón Koekelberg para el encuentro con el clero local.
Esta mañana, en la nunciatura, saludó al vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Shinas.