Han llegado, por fin, pero todavía no se les ha visto en toda su dimensión.
El Ministerio de Defensa aumentó el despliegue de militares en la provincia de Valencia, con más de 7.800 efectivos, 5.000 de ellos del Ejército de Tierra.
Pero su presencia no se ha sentido en algunos enclaves como Aldaya, donde los vecinos aún reclamaban este lunes por la tarde el despliegue de los soldados para abordar directamente las tareas de limpieza y el desagüe de garajes, locales comerciales o sótanos anegados.
Pese a que el jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME), general Javier Marcos, aseguró este lunes en una comparecencia que los integrantes de las Fuerzas Armadas están presentes en las 69 localidades afectadas –«pero no solo son los pueblos, son las carreteras que unen esos pueblos, son los puentes, son las casas aisladas», especificó el mando– la sensación vecinal en ciudades como Aldaya (33.000 habitantes a 10 kilómetros de Valencia capital) es otra de momento.
Desde el centro militar que se ha instalado en la Feria de Valencia, donde se ha preparado una morgue para 400 cadáveres, una cifra que da una idea del previsible volumen de la tragedia, se gestiona la ayuda a las zonas cero de la peor riada del siglo.
A las 8 de la mañana del lunes atracó en el muelle de cruceros número uno del puerto el buque de asalto anfibio Galicia, con base en Rota (Cádiz) y unos 300 marinos a bordo. El navío pretende extender las capacidades del recinto ferial. Dispone de hangar y cubierta de vuelo para operar varios helicópteros simultáneamente, garajes para transportar un gran número de vehículos, dique inundable para operar con embarcaciones y hospital con dos quirófanos y ocho camas de UCI.
Para cumplir su misión, ha embarcado a algo más de 100 infantes de marina, nueve vehículos todo terreno, dos helicópteros de transporte de personal, dos lanchas de desembarco y un equipo médico completo. Los efectivos de su dotación se incorporarán al operativo y el buque servirá también para mejorar la vida militar de los soldados desplegados.
El Galicia tiene en su historial un amplio abanico de operaciones humanitarias: huracán Mitch en América central (1998), desastre del Prestige (2002), tsunami en Indonesia (2005), operación Balmis de lucha contra la pandemia (2020) y apoyo tras el terremoto en Turquía (2023).
«Movilidad limitada» El jefe de la UME, que en los últimos días ha visitado las zonas afectadas, dio algunos detalles sobre la situación operativa. «Es tal el grado de destrucción que la movilidad está limitada. Es una complejidad tan grande que esto requiere dos cosas: ser disciplinados y tener paciencia», añadió. «No nos dejamos una casa atrás», destacó, esgrimiendo que los soldados «se están dejando la piel en todo momento», con turnos de doce horas tras los que regresan agotados.
«No se puede poner en tela de juicio ningún comportamiento de las Fuerzas Armadas que no sea el que debe ser», insistió, defendiendo que lo hacen «cumpliendo nuestra misión, que es salvar para servir». «Estamos en cada puerta, en cada calle, y en la que no hemos estado hoy, estaremos esta tarde o estaremos mañana, porque no nos podemos mover con la facilidad que quisiéramos», subrayó.
Marcos afirmó que su percepción, que es la de sus soldados, «es que las cosas se están haciendo bien y la situación está mejorando, pero hace falta tiempo». Y destacó el esfuerzo que se está haciendo en la Feria Valencia para acoger a todos los militares desplazados. Una tarea del Ejército de Tierra, con personal del Mando de ingenieros y de la Brigada Logística, que ha organizado un alojamiento para albergar a más de 2.500 militares en tres pabellones de más de 30.000 metros cuadrados y de uso exclusivo. Además, dentro del recinto también hay espacio para más de 100 vehículos militares, entre ligeros y pesados.
