Cruz Roja ha atendido a más de 139.000 personas afectadas por la DANA, a quienes ha ofrecido asistencia sanitaria, tanto física como psicológica, en varios hospitales de campaña y otros puntos que se van desplazando por las localidades según las necesidades del momento y en los que hay 1.827 trabajadores.
Paco Túnez, miembro de la unidad de emergencia de Cruz Roja y portavoz de la organización en la localidad de Aldaia ha declarado que, tras la catástrofe, el personal de trabajo de sus oficinas locales «quedaron desbordados» por la magnitud de los acontecimientos y que a su vez se quedaron sin oficinas, material y vehículos.
Por ello, hicieron una llamamiento a nivel nacional y pronto encontraron respuesta entre el personal de la organización para ir a ayudar en las labores de apoyo a los ayuntamientos.
En Aldaia tienen actualmente instalado un hospital de campaña desde donde llevan a cabo diversas labores, entre ellas de logística, gestionando productos de primera necesidad, sobre todo a las personas más vulnerables como las que viven solas, que con la catástrofe ven «multiplicada por cuatro esa vulnerabilidad».
También desarrollan tareas de asistencia sanitaria, tanto física como psicológica.
En la parte de la atención física, concreta Túnez, están atendiendo, principalmente, heridas «de todo tipo» ya que se «está manejando mucho material y mucho escombro», algo que unido a que «las aguas no son limpias», hacen que la situación se «complique» y derive en posibles infecciones.
También proveen de la medicación y los fármacos que muchas de las farmacias no están pudiendo ofrecer, ya que hay varias arrasadas.
«Cuando alguien tiene una patología previa se puede ver descompensada, por falta de medicación, por estrés... hay que encontrar la medicación y suministrarla, siempre que esté prescrita», explica Túnez, que añade que el hospital de campaña cuenta con una pequeña farmacia de la que se nutren, además de persona médico y de enfermería «que hace una primera valoración».
Túnez se detiene en la parte psicológica, en la que están encontrando a «mucha gente que está en una fase de incredulidad», donde «no son conscientes de lo que está pasando».
«El estrés se va manteniendo, es latente y una de las cosas que intentamos hacer es una descarga emocional, no hacer llorar porque sí, ven a Cruz Roja como un símbolo de ayuda, se nos acercan y se sinceran, rompen a llorar porque tienen una crisis de malestar en general, no se encuentran bien, es una persona que ha colapsado», matiza.
Al respecto subraya que esta atención «no es que sea más complicada» que la física, «pero sí más prolongada en el tiempo», un trabajo que puede «iniciar» Cruz Roja, «pero después se tiene que continuar y finalizar con servicios públicos de salud mental de cada zona».
Asimismo, trabajan en atención domiciliar con personas que no pueden desplazarse, y acompañan a quienes lo necesiten para que puedan «descargarse emocionalmente»: «Es un duelo, no solo una muerte, sino que hemos de tener en cuenta que hay proceso de duelo cuando pierdes una casa, has perdido tu pasado y tienes un presente y un futuro incierto».
El equipo de Cruz Roja va al ritmo que exige la dana, rápido pero improvisado, y bajo esa premisa instalan los hospitales de campaña, que son «movibles» y se fijan «donde hay más necesidad en cada momento».
«Conforme los municipios van recobrando no la normalidad, pero sí algo parecido y pueden utilizar los servicios sanitarios públicos, nos replegamos y vamos a otro lado», detalla.