El proceso de duelo en menores

¿Sabías que sólo alrededor del 25% de los niños y adolescentes asisten al tanatorio o al cementerio para despedirse de sus seres queridos? Se realizó un estudio por parte de los Servicios funerarios Albia en 2020 obteniendo estos datos, y destacando que aquellos menores que asistieron a los actos de despedida tuvieron que insistir a sus padres para conseguirlo y, tiempo después, manifestaron que fue una experiencia positiva.

Estamos ya en 2024. ¿Algo ha cambiado? La respuesta es que la muerte, el duelo, sigue siendo tema tabú. Debemos entender que la muerte forma parte de la vida. Y el menor tiene el mismo derecho que el adulto a despedirse, a ir a ver al familiar enfermo si así lo desea, cuando está en el hospital... Ahora bien, debemos tener en cuenta unos puntos, y prepararlos para ello.

Para que pueda entender el menor el significado del tanatorio, el funeral, o incluso un paciente grave en el hospital, los expertos consideran que el niñ@ debe tener a partir de 6 años para tener capacidad de entender los rituales alrededor de la muerte.

Debes explicarle antes de ir al hospital, tanatorio, funeral... en un lenguaje adecuado a su edad, qué se va a encontrar, por qué, y siempre frases breves y sencillas. Puedes preguntarle qué ha entendido de lo que tú le has dicho... para garantizar su comprensión. Te va a sorprender la naturalidad de la comprensión de estas situaciones en los niños.

Acompañamiento. Cuando vas al hospital, tanatorio, funeral, debes estar siempre cerca de tu hij@, para cubrir sus necesidades. O bien ir controlando que esté con familiares cercanos.

Si quiere entrar a ver al familiar fallecido, no se lo prohíbas, explícale que está en una sala con unas flores, dentro de una caja como si durmiera, pero ya no volverá a despertar y, abiertamente le puedes decir: no hace falta que entres, cariño, pero si prefieres entrar, te acompaño y entramos junt@s. (Si se lo prohíbes, su cerebro puede imaginar de todo, y en lugar de normalizar la situación, la conviertes en tensión...).

La investigación destaca que los menores que asisten a los actos de despedida manifiestan posteriormente que para ellos fue una experiencia positiva. Todos necesitamos despedirnos para cerrar etapas y aceptar que el duelo es natural, y debemos hacer el proceso del duelo.

¿Y si no ha podido ir a despedirse? En ese caso, explicar en lenguaje claro, sencillo y sincero si estaba enfermo, que finalmente ha fallecido, qué ha sucedido (por ejemplo, estaba ya muy malito y su cuerpo poco a poco dejó de funcionar hasta que dejó de respirar y murió), por fin descansará en paz.

Después de una pérdida se inicia el proceso de duelo, que debemos respetar y entender. Y no sólo hablamos de duelo por fallecimiento de un ser querido, ocurre lo mismo cuando hay una separación de los padres, o niños en acogida, entre otras situaciones... El duelo fisiológico puede durar entre 6 a 12 meses. con estas fases: 1. Negación/ Shock: No se lo quiere creer, sensación que no es real. 2. Anhelo: búsqueda del ser querido, irritabilidad, ira. 3. Desorganización/Desesperación: tristeza, apatía, empieza a entender es irreversible, no volverá. 4. Aceptación/Reorganización: empieza a aceptarlo y reorganizarse.

Pero para ayudarle, podemos, en primer lugar, informarle adecuadamente del proceso, se trate de una enfermedad, fallecimiento o separación. Debemos realizar una información con escucha activa, resolviendo abiertamente sus dudas, así como incluirlo en cambios y rituales. Debemos evitar ignorar y apartar al menor, sino incluirlo en el tanatorio, funeral, incineración,... pero a la vez acompañarlo en la gestión emocional. Pero también mantener sus rutinas de escuela o instituto y actividades extraescolares.