Deporte y solidaridad son siempre una combinación ganadora. Es una oportunidad única para reunir a centenares de almas bajo las nobles causas. Además, sirve como excelente excusa para salir de casa y cuidar el organismo haciendo ejercicio. Esta vez fue el turno de dar visibilidad al autismo. La asociación Todos en Azul consiguió reunir a 650 personas en su Caminata Popular de Primavera per l’Autisme, su mayor cifra de participación hasta la fecha. La premisa era clara: pasar un buen rato al aire libre y promover la sensibilización social sobre el TEA.
Domingo de compromiso
El escenario para la ocasión es inmejorable. Hace mucho sol. Es un buen domingo, primaveral, de esos que te animan a salir, a pasear, a pasar la mañana sin sombra. Esta vez, con el aliciente solidario. Todo ello logra reunir a centenares de personas en pelotón en la Rambla Lluís Companys, bajo el arco de salida. A las 10 en punto, bien puntuales, todo el mundo está listo con su dorsal colgado. Antes de partir, algunos se acercan al pequeño puesto solidario en el que Todos en Azul vende camisetas y pulseras, entre otros artículos. El resto podrá acercarse y dejar su donativo al llegar a la meta.
La marabunta empieza a marchar y se apropia de todo un lateral del último tramo completo de la Rambla. Unos pocos que recogen su dorsal a última hora se incorporan al pelotón —¿se habrán despistado con el cambio de hora...?—. Caminan a ritmo calmado, sin prisa pero sin pausa. Muchos han venido hoy en familia, padres e hijos. Otros, con amigos, «para pasar la mañana por una bonita causa». Con tantos kilómetros y tiempo por delante, es idóneo para hablar: de cocina, del trabajo, de cotilleos. Muchos se ponen al día mientras andan. Tampoco es mal momento para aprovechar la excelente iluminación natural para tomarse un selfie. Algunos se entretienen demasiado y el staff (a cargo del grupo excursionista Alliberadrenalina) les pide que aligeren el paso para no fragmentar aún más el grupo. Otros deciden correr un poco y, en zigzag, avanzan posiciones.
Inclusión ante todo
En el Parc del Francolí, la multitud se divide en dos grupos: los del recorrido largo, que va hasta el Pont del Diable, y el corto, que va hasta el Serrallo.
Esta es una jornada para todo el mundo. Desde los más pequeños hasta los más mayores. Acompañados por sus mascotas o carritos de bebé. Sin duda, la inclusión es el valor que brilla por encima de todo.