El Gobierno de Tarragona pone el foco del nuevo POUM en la cohesión de ciudad y bajo esta premisa uno de los espacios a los que se le quiere dar un nuevo uso es el polígono Francolí. El borrador que ahora mismo está encima de la mesa contempla la transformación de este entorno industrial en un barrio de carácter sostenible y tecnológico, con una mixticidad de usos que permita revertir la decadencia actual tanto en lo que se refiere a la calidad del espacio público como al valor de algunos de los negocios que se han instalado en la zona en los últimos años.
«Es un polígono que en la mayor parte está en desuso y que tiende a la desocupación», afirmó el concejal de Territori, Xavier Puig. Los servicios técnicos municipales han estudiado con interés qué han hecho ciudades como Valencia o Badalona y se inspiran en proyectos como el 22@ de Barcelona o el Oerlinkon de Zurich para avanzar hacia esta transición. «La idea es transformar el espacio, manteniendo los edificios y que convivan con otros usos», apuntaba Puig. Y, en este sentido, abría la puerta a que se permita el uso residencial, para equipamientos o vinculados a la industria de bajo impacto, como puede ser el sector tecnológico. Esta transformación también pasa por incorpora nuevas zonas verdes, así como una pacificación de las vías.
Esta apuesta se hace en base al traslado de la CLH respecto a la ubicación actual. Este es un tema especialmente sensible ya que precisamente este fue el motivo por el cual la compañía impugnó el anterior plan general, que finalmente acabó anulado. Pese a ello, el Ayuntamiento insiste en que la empresa «debe irse del centro» y asegura que «hay conversaciones para que prospere».
El traslado de la empresa está vinculado al desarrollo residencial de la zona, una operación que debe permitir sufragar los costes y que se ve como una oportunidad para abrir definitivamente la ciudad al Francolí. En este sentido, se han previsto dos pasarelas para peatones que deben conectar con la zona de Tabacalera.
Si a todo esto le sumamos el traslado de las mercancías por el interior y el desarrollo urbanístico de una parte de la Horta Gran, la administración local defiende que se está creando «una nueva centralidad muy importante que nos permite un crecimiento dentro de la propia ciudad y no en la periferia».