«Cada vez más de batirán récords de intensidad de lluvia, de cantidad de agua en un corto espacio de tiempo, en media hora o en una». Es la afirmación que realiza Javier Sigró, profesor del Departament de Geografia de la URV y también investigador del Centre for Climate Change de la misma universidad.
Añade que en situaciones como la de esta semana, con viento de levante y con una masa de aire frío en la atmósfera, es muy difícil predecir dónde puede caer la tormenta porque suelen ser muy localizadas. En el caso del miércoles, en Ulldecona cayeron 123 litros por metro cuadrado y en Amposta 32,1, a pesar de estar a menos de 20 kilómetros.
El experto comenta que ya en las últimas danas, como la de Valencia de la semana pasada o la de 2021 en la zona de Alcanar, ya se están dando récords de intensidades de lluvia, «y todo apunta a que este tipo de intensidades se irá agudizando». Y la gran pregunta que se hacen los ciudadanos es que si este incremento de los fuertes aguaceros es por culpa del cambio climático. Javier Sigró señala que, después de cada situación de este tipo, se hace un estudio de la influencia de dicho cambio.
Y el porcentaje es muy variable. Pero lo que está claro es que influye, en mayor o menor medida: «El cambio climático no causa muchas de estas situaciones, pero favorece que sean más frecuentes o que sean un poco más intensas».
Paralelamente, el incrementado los efectos del cambio climático favorece la elevación de la temperatura del agua del mar y las situaciones atmosféricas van variando, «y esto favorece que se den este tipo de situaciones de forma más frecuente y que la intensidad con la que se producen sea un poco más grande».
Y lo resume: «El aumento de la temperatura hace que los océanos faciliten más energía y más vapor de agua a las masas de aire de la atmósfera». Los estudios indican que estas situaciones serán cada vez más frecuentes, y que la intensidad con la que se produce la precipitación puede ir incrementándose.
El investigador recalca que en este tipo de tormentas convectivas hay un componente de orografía del terreno, «son muy difíciles de predecir y tienen un componente más local, situación que no ocurre con los frentes atlánticos». Pone como ejemplo el caso de la dana de la semana pasada en Tarragona.
Mientras en la zona de La Móra cayeron unos 150 litros por metro cuadrado, en el observatorio del Meteocat en el Complex Educacional solo se recogieron 17,7 litros. Precisamente, esta orografía es clave para explicar las graves tormentas que se producen en la zona de Alcanar y Ulldecona. «Cuando las nubes llegan a una zona montañosa –como es el caso, con las sierras de Godall y el Montsià, así como los Ports de Tortosa– se agrava la situación».
Recalca que los meteorólogos saben que se dan las condiciones para que sobre unas determinadas comarcas se den estos fenómenos «pero después, la forma de cómo evolucionan las nubes y las tormentas es impredecible». En esta situación, asegura, se tienen que analizar, aparte de las masas de aire cargadas de humedad, el aire frío que hay en altura: «Delante de estas situaciones, cuando los modelos indican que se hay probabilidad de que se acumulen precipitaciones importantes, con intensidades elevadas, es conveniente tenerlo en cuenta y activar los mecanismos que sean necesarios»