TGN: Las 6 claves del nuevo POUM

Urbanismo. La administración local aboga por una transformación de la A-7, con un carácter similar a las rondas y algunos tramos cubiertos para fomentar la cohesión

02 febrero 2022 06:23 | Actualizado a 02 febrero 2022 06:25
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Las infraestructuras centraron una de las partes más destacadas de la segunda sesión de trabajo entre los partidos políticos municipales alrededor del debate del nuevo POUM. Al respecto, el Ayuntamiento de Tarragona se plantea la transformación de las principales carreteras de acceso a la ciudad, como es el caso de la T-11, de la N-340 y de la N-240. Unos ejes que quieren «permeabilizarse» y «humanizarse», para integrarlos en la trama urbana «convirtiendo las carreteras en calles», según afirmó el concejal de Territori, Xavier Puig. 

Este cambio de funcionalidad también afectaría a la A-7 en su paso por Tarragona, que quiere dotarse de un carácter similar al de las rondas, incluso con algunos tramos cubiertos para facilitar la «cohesión» de ciudad. Unas propuestas que empiezan a concretar algunas de las líneas generales que hace el Gobierno y que a posteriori daba a conocer el responsable de urbanismo. Aquí van algunas de las claves que se proponen.

A-7 con carácter de ronda

El Ejecutivo quiere potenciar este eje para los desplazamientos de corta y media distancia, «descongestionando el tráfico del centro urbano de la ciudad». Por este motivo, propone la transformación de este eje en una ronda que «pueda cubrirse total o parcialmente en algunos tramos». De esta forma, quiere generarse una «cohesión» entre el centro y el norte, que ahora está dividido por la cicatriz que representa esta infraestructura.

El tercer teniente de alcalde ponía un ejemplo. «Entre el Campus Catalunya, la Avinguda Catalunya y la zona de Tarragona 2 estaría bien que hubiera cuanta más permeabilidad mejor», decía. Otro de los tramos susceptibles a esta transformación son la zona del Parc del Francolí y del Pou Boronat. «No tiene sentido que si nace un nuevo barrio lo haga desconectado de la A-7, sino que debe tener una continuidad y esto significa cubrir la autovía para generar cohesión con el norte», apuntaba Puig.

Mejora de la entradas

«Permeabilizar», «humanizar» y «amabilizar» las entradas a la ciudad, transformando la T-11, la N-240 y la antigua N-340 es otra de las propuestas que quiere contemplarse en el nuevo POUM. 

Cuando el traspaso del segundo paquete de carreteras por parte del Estado está encarrilado, el siguiente paso debe ser la integración urbana de estos ejes «con buenas aceras, un buen carril bici y si conviene una oferta tranviaria que conecte los barrios de la ciudad».

Más entradas desde la AP-7

El equipo de gobierno también quiere que el nuevo POUM contemple las reservas de terreno necesarias para ampliar las entradas a Tarragona desde la AP-7. «Tan solo hay una, lo que es complicado y no es atractivo para la ciudad», manifestó Puig.

Una de las propuestas que se está estudiando es a la altura de Mas d’Enric, mientras que la segunda posibilidad que se está valorando es en la zona de La Móra. «Tiene mucho interés porque en aquel punto la autopista y la autovía prácticamente se tocan y, por tanto, puedes conectarlas perfectamente sin un impacto importante sobre el territorio», apuntaba.

Tranvía y movilidad ciclable

Ahora que hay un consenso respecto a la propuesta del tranvía entre la Generalitat y los alcaldes del Pacte de Infraestructures, el proyecto debe aterrizar sobre la realidad de los municipios. Más allá de la primera fase, que contempla el enlace entre Vila-seca y Tarragona, el Ayuntamiento y la administración catalana deberán concretar el trazado definitivo, que todo apunta que será a través de los barrios de Ponent. Sin embargo, Tarragona se muestra más ambiciosa y en un futuro quiere que el tranvía llegue más allá de la Imperial Tarraco, para conectar también con el Joan XXIII, Sant Pere i Sant Pau, así como también con Llevant y Reus, a través de la T-11.

Más allá de este mapa tranviario, la administración local también contempla que el nuevo POUM recoja una propuesta de «caminos ciclables» no tan solo a nivel interurbano, sino que vertebre los principales núcleos de población del Camp de Tarragona.

Ampliar la Anella Verda

En la reunión también se habló de medio ambiente y aquí, uno de los objetivos es que el Gaià y el Francolí dejen de representar una frontera para convertirse en «puntos de encuentro» y «espacios de conexión». Esto se enmarca dentro de un plan más ambicioso que lo que pretende es «ampliar y generar cohesión» alrededor de la Anella Verda y que este pulmón contribuya a «conectar los barrios con el centro». 

Sobre al respecto, Puig afirmaba que el objetivo es que «podamos ir andando a los barrios o que desde Bonavista pueda irse a la playa Llarga con bicicleta de montaña por un camino agradable y rodeado de espacio natural». Y esto pasa por potenciar este cinturón verde también en la zona de Ponent y que «entre al centro de la ciudad» de forma que «podamos salir de casa con las botas calzadas y desde allí tengamos diferentes opciones para caminar». Una apuesta medioambiental que quiere complementarse con la materialización de la Anella Blava, la cual pasa por la renaturalización del litoral y los entornos fluviales.

Más capacidad hotelera

En la reunión también se habló sobre la actividad económica de la ciudad y del conjunto del territorio y, al respecto, uno de los déficits es la capacidad hotelera, que quiere incrementarse. «Nosotros no queremos un modelo de ciudad como algunos municipios vecinos, pero sí que si hacemos un congreso o determinados eventos necesitamos las plazas suficientes para alojar a los huéspedes y que no tengan que irse», apuntaba Puig. Y esto pasa también por ampliar la gama y las opciones, con establecimientos que cubran todas las categorías.

El Ayuntamiento aún plantea otras dos sesiones con los grupos políticos para seguir debatiendo los principales ejes del nuevo POUM. Estas serán el 22 de febrero y el 1 de marzo y se prevé que en estas empiece a hablarse sobre el crecimiento futuro de la ciudad, la vivienda y la energía, entre otros temas. Puig defendió que este modelo permite «socializar la propuesta que compartimos con el resto de formaciones, razonando los objetivos y criterios». Un debate que el responsable de urbanismo valoró muy positivamente ya que «hace mejor la propuesta del Gobierno» a partir de las enmiendas y aportaciones de los partidos. Pese a ello, Puig considera que esta fase no puede prolongarse ya que «tenemos tres años para hacer un POUM, no trece». Es el tiempo en el que estarán en vigor las normas subsidiarias urbanísticas que aprobó transitoriamente la Generalitat. Por este motivo, la administración local defiende que «no tenemos tiempo a perder para pelearnos».

El objetivo es que estas líneas generales se concreten en la propuesta que harán los técnicos y que se recogerán en el anteproyecto del POUM, un documento que está previsto que vea la luz este primer semestre para que pueda activarse la fase de participación ciudadana, a la que se le quiere dar una gran importancia. «Aquí los grupos municipales también tendrán su espacio, además de los expertos», concluía.

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