Estamos a mediados de octubre y Tarragona no se ha desprendido aún del calor. Un hecho, cuanto menos preocupante, pero que supone una virtud para el sector turístico durante este puente del pilar.
En pleno contexto de agitación turística, la parte alta de la ciudad ha sacado a lucir sus galas medievales en una nueva edición del Mercat Medieval, el cual se alargará hasta el domingo en un puente que parece hecho a medida. Esta buena coincidencia la conocen bien los vendedores, Juan Pedro, del local de empanadas Las Delicias, ha venido por segunda vez este año y destaca del mercado «la afluencia de extranjeros y la buena sintonía con los compradores».
Otros más veteranos, como Miguel Ángel Rodríguez, que lleva cinco años trayendo su puesto de Vilarte Velas a la ciudad, constatan que «este es un mercado que funciona muy bien», remarcando «la amabilidad de la gente». Rodríguez explica que «notan mucha más gente que en otras ocasiones», una opinión que comparten diversos vendedores.
«Estamos funcionando como en un sábado», ha asegurado Laia desde Terra Viva. Cabe destacar que este tipo de eventos son una gran oportunidad para artesanos y productores de dar a conocer su marca y hacer algunas ventas. Aun así, este cambio meteorológico no es positivo para todo el sector. Carizad Zamora, responsable de Boletaires del Pirineu, lleva cuatro semanas moviéndose por distintas zonas y asegura que «esta es una temporada especialmente difícil para los hongos», por la poca lluvia, el calor y los gusanos. Aun con todo, confían en que «se arregle pronto».
A las buenas noticias que ha traído el tiempo y el calendario hay que sumar otra coincidencia a esta jornada. La catedral de Tarragona ha abierto sus puertas para celebrar una misa baturra en honor a la Virgen del Pilar.
Muchos aragoneses residentes en la ciudad y el territorio han acudido a esta cita para rendir culto a su patrona, vestidos de maños con los tradicionales cachirulos y mantillos.
Sin embargo, los ciudadanos aragoneses han sido solo una parte de los ocupantes, ya que muchos turistas han aprovechado para visitar este monumento, puesto que el mercado se desarrolla a su alrededor.
En definitiva, la primera jornada ha dejado una imagen de Tarragona a rebosar en pleno octubre, con actividades que no acaban y grandes expectativas para los vendedores.
