Es una de las cien acciones para los primeros cien días de Gobierno que presentó el alcalde, Rubén Viñuales, el pasado martes y, si todo avanza según lo previsto, «con un poco de suerte a partir de la semana que viene» Tarragona volverá a tener una playa habilitada para perros. Así lo confirma la concejala de Benestar Animal, Sandra Ramos, quien asegura que el pasado miércoles las técnicas de este departamento visitaron in situ el espacio para su puesta a punto.
La zona en concreto es en la playa del Miracle, en el extremo más próximo al Fortí de la Reina, donde hace dos veranos ya se acondicionó un espacio para que los canes pudieran refrescarse, disfrutando de un baño junto a sus dueños. No obstante, cuando se presentó la temporada de playas esta no estaba contemplada, por lo que en esta ocasión tendrá que prescindirse del cerco con las vallas de madera que delimitaban el espacio para evitar que los animales molestaran al resto de bañistas.
«Será diferente, no lo delimitaremos con vallas sino que será un espacio en el que la gente pueda ir, con cartelería en la que se explicarán las normas y marcarán la zona», indica la concejala socialista.
Uno de los motivos por los que ha tenido que adoptarse esta solución es que para instalar la estructura que se construyó en la anterior ocasión, la administración local debería haber solicitado la concesión a la Generalitat de Catalunya. Es la misma metodología que se sigue con los chiringuitos y los negocios de alquiler de embarcaciones en la playa. Y, posteriormente, antes de iniciarse la temporada, la administración autonómica informa sobre las resoluciones. «Había una concesión para la playa de perros para cuatro años, pero el año pasado se renunció», argumenta Ramos.
Tarragona no podía optar a repetir el modelo de verano de 2021. Asimismo, la ordenanza municipal establece que en el periodo comprendido entre el 1 de abril y el 15 de octubre, está prohibida la presencia de animales domésticos y de compañía en la playa, «excepto en los espacios habilitados». Y este ha sido el ‘agujero’ que ha permitido a la administración local actuar con máxima diligencia para que, por segundo año consecutivo, la ciudad no se quedara sin un servicio con un gran éxito de afluencia.
«De momento ahora lo resolvemos así y ya veremos el año que viene con más tiempo qué puede hacerse y si podemos plantearnos ampliarlo en otras playas, según como funcione», sigue explicando la tercera tenienta de alcalde.
Ramos defiende que «tampoco hace falta que sea un spa», por lo que, en los próximos días se instalará la cartelería y cuando esta ya esté en su sitio los propietarios de perros de la ciudad ya podrán volver a bañarse junto a sus mascotas en el Miracle.
Entre los bañistas las opiniones son dispares y, evidentemente, estas están muy condicionadas según si estos tienen perro o no. «A mi la verdad es que me da igual, aunque pienso que los animales también tienen su derecho», decía Isabel Parra. Esta vecina del centro de Tarragona ahora mismo no tiene perro. «Tuvimos uno más de diecisiete años, pero si te marchas de vacaciones o lo que sea qué haces. Cuando murió no cogimos otro», explicaba.
En cambio, Najia se mostraba «en contra». «A veces cuando ven a alguien desconocido y no están acostumbrados gruñen y las playas están llenas de niños. Qué pasa si hay uno así, venimos para disfrutar», argumentaba.
Por su parte, Montse Fernández aseguraba que la recuperación de la playa para perros «es una muy buena noticia». Cuando en verano de 2021 se probó la experiencia era una habitual. «No le gusta mucho el agua, pero al menos jugaba y nos lo pasábamos muy bien», decía. Lamenta que la experiencia «no duró nada» y, dado que «por aquí cerca no hay ninguna», durante este tiempo se han quedado con las ganas de poder repetir. Así es que Montse Fernández espera poder volver a darse muy pronto un chapuzón con su perro.
El litoral Mediterráneo y, en concreto, la costa catalana y valenciana es donde se ha incrementado más la presencia de playas para perros, que cada vez son más habituales. En la comarca del Tarragonès, hasta ahora tan solo había la Cala la Torrota, en Roda de Berà.