Es vox populi que el Tour de Francia es –junto a la final del Mundial de Fútbol, algunas luchas por medallas de los Juegos Olímpicos o la Superbowl– uno de los grandes eventos deportivos a nivel mundial. Dentro de la Grand Départ Barcelona 2026, la ciudad de Tarragona acogerá el 5 de julio del próximo año la salida de la segunda etapa de la ronda gala, con un circuito de seis kilómetros por el núcleo urbano.
Sin lugar a dudas, la llegada del gigante sobre ruedas será uno de los mayores eventos que haya albergado nunca la ciudad, situándose de esta forma en la Champions League del deporte internacional. Ahora bien: ¿qué impacto económico puede tener el paso de la competición en el territorio?
El retorno: ocho veces el canon
El precedente más inmediato en el Estado español lo encontramos en los datos de hace dos años, cuando el País Vasco fue el escenario de los tres primeros días de la edición del Tour del 2023. En un informe elaborado por la consultora Ikertalbe, se valora la actividad económica generada por el Tour en casi 104 millones de euros en tres etapas: una media de 34 millones al día.
En el análisis, de 12 páginas, se considera que la repercusión económica fue «considerable». «Se ha multiplicado por más de ocho veces la inversión presupuestaria realizada», se detalla. En concreto, la apuesta de las instituciones públicas fue de 12,2 millones de euros, con un retorno de 103,9.
«El impacto supone una recuperación de la administración de hasta 19 millones de euros ingresados por impuestos generados por la producción asociada: por la inyección directa en la economía para la organización y ejecución del evento; por la movilización turística, excursionista y local, en forma de gasto; y como efecto de la cadena de valor inducida en la economía vasca», se afirma.
En concreto, de los 103,9 millones de impacto, el informe resalta que 53,8 fue en gasto turístico, excursionistas y de la ciudadanía vasca: 28,6 en restauración, 9,7 en comercio, 8,4 en pernoctaciones (hoteles y apartamentos) y 6,9 millones en transporte.
«La mayor parte del gasto asociado viene de visitantes del extranjero o del estado, de la actividad desarrollada por excursionistas –franceses y de comunidades aledañas como Navarra, La Rioja, Castilla y León y Cantabria, especialmente– y también de público local movilizado», recalca el documento al que ha tenido acceso el Diari.
107 contratos locales de 113
En global, las tres etapas del Tour en Euskadi contaron con 882.000 asistentes en las ciudades y las carreteras, de los cuales el 73% –645.000– fueron residentes vascos, según Ikertalbe y 237.000 de fuera. Así, la presentación de equipos contó con 45.000 espectadores; la primera etapa (Bilbao-Bilbao), 364.000; la segunda jornada (Vitoria-Gasteiz– Donostia), 294.000; y, la tercera (Amorebieta-Etxano–Baiona), 179.000 dentro del Estado español. Asimismo, más de 106.000 personas pasaron por el Fan Park ubicado en el Arenal Bilbao.
La media de asistentes por etapa fue, por lo tanto, de 300.000 personas que, paralelamente, se suman a los 1,4 millones de telespectadores que siguieron en directo de media las jornadas por televisión solo en España.
Por otra parte, el informe indica que «la empresa vasca ha sido la destinataria de 107 de los 113 contratos de servicios efectuados por la administración local», a la vez que pone de relieve que «han sido contratos que, en muchos casos, han impulsado a las empresas a un nivel operacional y tecnológico superior, asociado a la complejidad del proyecto, así como a la entrada en nuevos productos, servicios y/o nichos de mercado».
Asimismo, la consultora llevó a cabo también una encuesta entre 1.214 ciudadanos vascos. En global, la valoración del evento fue de una nota de 7,8. El 91% de los consultados opinó que el Tour situó a Euskadi en el centro de las noticias mundiales, mientras que el 90% se mostró seguro de que la imagen del territorio, tanto como sociedad como destino turístico, mejoró. En este sentido, un 80% reconoció que se sintió «orgulloso» del hecho de que el Tour saliera desde el País Vasco, a la vez que el 85% sostuvo que albergar grandes eventos de nivel internacional «es un camino que debe continuarse en el futuro». Tarragona ya espera vestirse con el maillot amarillo dentro de 463 días.