Cada vez hay menos bancos, y la reestructuración no ha acabado. La sucursal es un equipamiento en proceso de extinción, especialmente en Tarragona, la provincia que lidera el cierre de oficinas en el último lustro. Si la crisis de 2008 obligó a reestructurar la red, la digitalización del negocio y los bajos tipos de interés han obligado a las entidades a echar el cierre para ahorrar en gastos. Entre 2016 y 2021 Tarragona ha perdido 225 sucursales, al pasar de 449 a 224. El tijeretazo es del 50,1%, con lo cual los bancos se han quedado en la mitad, aunque hay que recordar que antes del estallido de la burbuja había el triple, más de 800, antes de afrontar una década de severa reducción. El noroeste de la península y el Mediterráneo son las zonas más afectadas, pero ninguna provincia llega al umbral del 50% de reducción como lo hace Tarragona. Girona, con un 45,5% menos, se le queda cerca, según los últimos datos recién publicados por el Banco de España.
No es posible entender las recientes denuncias de desatención a los perfiles de gente mayor sin esa reducción de oficinas ni sin el proceso de concentración. «La situación actual es producto de una nueva dinámica. Las entidades financieras tienen un modelo de producción diferente, enfocado más a resultados y a dividendos que al servicio», comenta el economista tarraconense Rafael Muñoz, del gabinete de estudios de la Confederació empresarial de la provincia de Tarragona (CEPTA).
Los ajustes siguen en pandemia. En 2019 había 342 oficinas, por las actuales 224. Es una reducción del 34%. Más de tres de cada diez o una de cada cuatro han cerrado. Esos recortes han afectado a la capilaridad. Un total de 45.425 tarraconenses no pueden acceder al dinero en metálico, es decir, a un cajero o a la ventanilla de una sucursal. Es el dato del informe ‘Infraestructura del efectivo y vulnerabilidad en el acceso al efectivo en España’, publicado en 2021 por el Banco de España, una radiografía que analiza «la brecha entre quienes encuentran dificultades para acceder al efectivo y quienes tienen fácil acceso a él».
Los organismos alertan del riesgo de oligopolio por los altos niveles de concentración financieraUn informe del Banco de España situaba ya en 2016 a Tarragona como una de las zonas con más concentración bancaria fruto de la reestructuración del sector en la última década. Tarragona, junto con Girona o A Coruña, estaba entre las provincias donde más aumentó la concentración entre 2008 y 2016, alumbrando «un escenario en el que se ha reducido intensamente el número de competidores», según el ente regulador. En términos generales, no solo considerando esa evolución, también se colocaba a Tarragona en ese podio de la concentración financiera. «El aumento desde 2008 supera los 1.000 puntos en cinco provincias (Barcelona, Gerona, Tarragona, Teruel y Zaragoza)», expone el estudio.
Otro informe, en este caso del sindicato Federación FINE, situaba a Tarragona como la tercera provincia de España con más incidencia de oligopolio. Los cinco principales bancos concentran alrededor de un 95% de cuota de mercado. Tarragona está solo por detrás de Girona y de Lleida. «Los damnificados de estos elevados niveles de concentración bancaria por pérdida de competitividad son los clientes del sistema bancario y, naturalmente, el empleo adicional que se destruye. Y estos impactos afectan principalmente a nivel local», sostiene el análisis, que agrega: «En 10 provincias la situación es claramente oligopolística con cifras que en la UE están reservadas a estados miembro como Grecia, Estonia, Lituania o Chipre».
El último balance del Banco de España, de diciembre de 2021, indica que el 82% de las sucursales financieras tarraconenses están en manos de los tres grandes: CaixaBank (48%), BBVA (23%) y Sabadell (12%). Las tres firmas concentran 175 de las 213 oficinas bancarias –no se incluyen ahí otros entes como las cooperativas–. La situación se agrava a cada año que pasa, porque la desaparición de oficinas sigue. En 2015, las tres principales corporaciones tenían el 70% de locales en Tarragona: 359 de 510. Si entonces había 18 entidades con presencia física, ahora hay 11, tras todas las absorciones, fusiones y concentraciones.
Población vulnerable
El estudio sobre vulnerabilidad del Banco de España sostiene que el 5,6% de la población tarraconense carece de puntos de acceso al efectivo. El análisis provincial muestra una gran desigualdad: hay 91 municipios sin ese acceso y otros 93, poco más de la mitad, que disfrutan de él. Y aún falta por caer un poco más. «Es previsible que la reducción del número de oficinas y de cajeros automáticos continúe en los próximos años, ante el incremento de la digitalización y la búsqueda de una mayor eficiencia por parte de las entidades de crédito», expone el Banco de España en su análisis. Se trata de una situación que el regulador califica de «vulnerabilidad en el acceso al efectivo», algo que sufren 1,3 millones de españoles.
Un informe de febrero sobre concentración bancaria publicado por la Autoritat Catalana de la Competència avisa de la tendencia: «El sector bancario ha vivido una tendencia hacia crecientes niveles de concentración a la búsqueda de eficiencia, economías de escala y rentabilidad». El trabajo sostiene que «Tarragona presenta una elevada concentración bancaria». El IHH, el índice que mide el nivel de concentración, ha pasado en la provincia de 1.141 en 2008 a 2.338 en 2019. Eso se traduce en una dificultad creciente en el acceso. 112 poblaciones tarraconenses, el 61% del total, carecen de oficina. Eso afecta a casi 80.000 ciudadanos. Por otra parte, hay 25 localidades con una sola sucursal y en 47 existe más de una.