La escena es de lo más común: se abre una lata de mejillones en escabeche y el aceite rojizo que contiene ‘desaparece’ por el fregadero. Jordi Pueyo, gerente de la empresa que se encarga de recoger el aceite doméstico en la ciudad aprovecha para aclarar dudas: «no tenga miedo de que el aceite nos llegue mezclado con otros elementos; no lo tire por el desagüe; métalo en una botella de plástico y llévelo a reciclar, que lo demás es trabajo nuestro».
Por si no estuviéramos convencidos, aporta otro dato para recordar: «un litro de aceite de cocina usado es suficiente para contaminar 1.000 litros de agua».
Mejoran los datos
Pero ahora que se discute más que nunca sobre la manera en que separamos los residuos (en tres barrios de la ciudad se ha puesto en marcha un sistema de cierre de contenedores para mejorar el reciclaje) ¿Cuánto aceite se recicla? Jordi Fortuny, concejal de Neteja Pública es contundente: «en Tarragona se recicla poco aceite, recogemos más en las deixallerías móviles y fijas que en los contenedores de la vía pública».
Y es que, hasta hace poco, el número de contenedores en la ciudad apenas llegaba a los 32, una situación que se ha comenzado a revertir este año con la instalación en julio y agosto de 21 nuevos (15 de ellos en Llevant, aunque la idea es ampliar la red en otras zonas). En total ahora hay 53, pero siguen haciendo falta más «para una ciudad como Tarragona lo aconsejable sería entre 100 y 120 contenedores», explican desde Neteja.
La instalación de nuevos contenedores, no obstante, ya comienza a hacer que los datos mejoren. Hasta agosto de este año en la ciudad se habían recogido 10.410 kilos de aceite doméstico en las deixallerías y 11.565 en los contenedores. Entre ambas fórmulas, y sumando lo que se recoge en tres escuelas, se han reciclado 22.155 kilos, una media de 2.769 por mes. A falta de cuatro meses para acabar el año todo hace presagiar que se superarán los 23.939 kilos del año pasado (1.994 de media al mes).
Para doblar el número de contenedores Fortuny explica que se está trabajando para presentar un proyecto para mejorar la recogida selectiva a la convocatoria de subvenciones de la Agència de Residuos de Catalunya, a través de los Fondos Next Generation. En la misma se incorporarán acciones para mejorar la recogida del aceite, pero también la recogida textil y otras acciones como la identificación de usuarios.
El camino del aceite
Para ver el camino que sigue el aceite que se coloca en los contenedores en Tarragona acompañamos a Jordi Pueyo a la planta de la empresa que los gestiona, Serendipity, en Vilaseca.
Antes de llegar a la planta lo primero es el vaciado. Lo hace un operario abriendo la parte trasera y sacando un contenedor que es sustituido por otro vacío.
Una vez en la planta, las botellas de plástico que colocan los usuarios en los contenedores son vaciadas a mano, una por una, por un operario sobre una especie de panel. Los envases vacíos se van colocando en una compactadora para llevarlos a reciclar a la planta de envases. Viendo el proceso queda claro por qué no se pueden colocar envases de vidrio ni bolsas.
En Vilaseca el material solo aglutina y almacena en contenedores. El resto del proceso se completa en una planta de producción de biodiesel (combustible) en Calahorra, La Rioja.
Hoteles y restaurantes
También vemos llegar una furgoneta llena de contenedores de 20 litros. «Esto solo es Port Aventura», nos explican. Y es que en esta planta de Vilaseca también atienden clientes de lo que llaman Horeca (Hoteles, restaurantes y caterings). En estos casos el sistema es diferente. Cada establecimiento está obligado a tener un gestor que se ocupe de recoger su aceite. Los gestores, además, pagan una cantidad a cada negocio por hacerse cargo de sus residuos. Dicha suma varía en función de la oferta y la demanda.
No obstante, ahora mismo no hay manera de saber cuánto se recoge en la ciudad por esta vía porque los gestores pueden ser de cualquier parte de España y los datos los centraliza la Agencia de Residus de Catalunya. «Desde le Ayuntamiento deberíamos poder tener estos datos de cantidades recogidas y declararlos como residuos generados en nuestra ciudad», señala Fortuny.
Eso sí, reconoce Pueyo, estamos en un campo en continua evolución y, en general, cada vez se consume menos aceite. «Ya hay restaurantes de alta cocina con sistemas de cocción en los que apenas se usa aceite». Es una tendencia que también se ve en las casa con el furor de las freidoras de aire domésticas.