La presencia de restos de Tarragona en el Valle de los Caídos es abundante. El descomunal monumento erigido por el régimen franquista y que alberga los cuerpos de casi 34.000 militares y civiles fallecidos durante la Guerra Civil, además de al propio Francisco Franco. En ese conjunto monumental hay 4.680 restos de personas llevadas desde Tarragona. Son 4.680 cadáveres, no todos de personas originarias o residentes en la provincia pero sí caídas en ella en algún momento del conflicto y posteriormente desplazadas al mausoleo.
De esos cuerpos, 4.107 permanecen identificados con nombres y apellidos pero de otros 573 se desconoce la filiación. A esas cantidades, correspondientes a personas desplazadas desde las fosas comunes, hay que añadir los transportados desde sepulturas individuales. Entre los 4.107 cuerpos identificados, se encuentran los de nueve mujeres: cuatro en Batea (Secundina Cabrero Fernández, Florentina Canales, Luciana Canela Canela y Maria Alargarta Celaye), tres en Bot (Gregoria Leal López, Rosita Pons Cervelló y Clementina Pedrolo) y dos en Vilalba (Asunción Herculado y M.C. Lena Narciso).
Aunque las cifras ‘bailan’ según las fuentes que se consulten, las más actuales son las que constan en un mapa de las fosas comunes que elaboró el Ministerio de Justicia a raíz de la Ley de Memoria Histórica aprobada por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Esos datos se han ido actualizando a lo largo del tiempo.
Tarragona es la segunda provincia de España con más cuerpos en el Valle de los Caídos, sólo por detrás de Madrid, con más de 8.000. El altísimo número de bajas durante la Batalla de l’Ebre, ya hacia el final del conflicto bélico, es la razón principal que aúpa a la provincia al segundo puesto. Así, desde la fosa de Bot (Terra Alta), la más numerosa, fueron trasladadas un total de 1.194 víctimas.
Gandesa (923), Batea (835), Horta de Sant Joan (674) o Vilalba dels Arcs (565) también tuvieron fosas desde donde fueron transportados muchos restos, básicamente a raíz del sangriento enfrentamiento en el entorno del Ebre. Sin embargo, también hay cuerpos enterrados originariamente en lugares más alejados como Valls, Rodonyà, L’Espluga de Francolí, Vimbodí, Rocafort de Queralt o la misma Tarragona capital. Los traslados en la provincia hacia el Valle se produjeron entre 1959 –año de la inauguración del complejo– hasta bien entrada la democracia. El último tuvo lugar en 1983 y se realizó desde Valls.