Usted va conduciendo por Tarragona y se le alerta de un control de alcoholemia a la vuelta de la esquina. Va sin carné, ha bebido más de la cuenta y, como sospecha que puede dar positivo, le solicita a su acompañante que le cambie el sitio y que se ponga al volante. Pasan el control y el conductor da negativo, pero, a las semanas, le llega una receta a casa en forma de sanción. Lo han cazado desde el aire. Concretamente, el dron de la Guàrdia Urbana.
Es una historia real de un conductor al que se identificó gracias a uno de los tres aparatos de la Unitat de Drons (UDRON) del cuerpo policial. «De momento, no hay previsión de comprar ningún dron más, pero sí queremos adquirir material», asegura el responsable de la unidad, Joan Domènech.
El motivo es que la ciudad entrará en breve en el programa U-space, por el cual cada policía local deberá gestionar los vuelos que se produzcan en su espacio aéreo. «El objetivo es poder saber los drones que están volando en cualquier momento», comenta Domènech.
¿Qué hacen los drones?
«Nosotros intentamos actuar a diario», añade. ¿Cómo? Principalmente, a través de operativos planificados para los que, en algunos casos, deben solicitarse permisos a la Direcció General d’Administració de la Seguretat (DGAS).

Como tareas fijas, un ejemplo es que las máquinas sobrevuelan la ciudad cuando hay controles de alcoholemia, para detectar posibles infracciones tanto antes como después, como por ejemplo el uso del móvil. Otra anécdota: «Vimos que había un incremento de delitos contra el patrimonio en el Pont del Diable, solicitamos autorización para volar y, un día, vimos a dos individuos robando en el interior de un vehículo», recuerda Domènech. El dron también ha identificado marihuana gracias a su cámara térmica: «Si ves una fábrica abandonada que aparece en la pantalla en color rojo, probablemente haya una plantación».
También conviene tener en cuenta los sucesos imprevistos: «Tuvimos un episodio en el que una mujer lo vio en el Bosc de la Marquesa, hizo señales y nos guio hasta donde estaba su pareja, que se había roto el tobillo...», narra Domènech.
«La voluntad principal que tiene esta unidad es la prevención de delitos», Joan Domènech, responsable de la Unitat de Drons de la Guàrdia Urbana de Tarragona
¿Hay límites?
La UDRON cuenta con algunas limitaciones, como por ejemplo que la máquina, pese a poder volar hasta a cinco kilómetros de distancia, siempre tiene que estar a la vista de los agentes: «Previamente, tenemos que llevar a cabo un estudio de vuelo para saber desde dónde despegar y cómo es la zona: si hay muchos cables, torres...», indica Domènech.

Igual que hay límites, también hay ciertas ventajas, por ejemplo, en el caso de que tengan que grabarse imágenes con infracciones que deban ir al juzgado y no estén dentro del permiso que se pide: el cuerpo puede grabarlas, pero tiene un plazo de 72 horas para comunicarlo. En todo caso, una vez que las imágenes se pasan a la sede judicial –acompañadas de su respectivo informe– o ya no se necesitan más, tienen que ser destruidas por protección de datos.
Tres máquinas
Actualmente, la Guàrdia Urbana cuenta con tres drones: el primero que se compró fue el de la marca Yuneec se utiliza más para los entrenamientos. El segundo fue el Matrice 30T, de unos cuatro kilos, que cuenta con un zoom de 800 metros, paracaídas, cámara térmica e infrarrojos y que se utiliza para operaciones delicadas. El último es el Mini3, que, con un peso de algo más de un kilo, es más manejable y también cuenta con cámara térmica, infrarrojos y un altavoz para dar un mensaje en caso de que sea necesario.
Los agentes que forman la UDRON disponen de titulación tanto de piloto como de radiofonista: «La adaptación es muy rápida», expone el responsable de la unidad, «cuya voluntad principal es la prevención de delitos». Además, el equipo cuenta con una furgoneta autónoma con, entre otros elementos, una pantalla para ver lo que está grabando el dron y, en caso de que sea necesario, montar un centro de coordinación.