Una tienda de campaña y unas pocas sillas sobre la arena de Egipto aguardan a los visitantes. Estamos en noviembre de 1922 y faltarán solo unas horas para que el Valle de los Reyes arrojara a la luz el mayor descubrimiento de la historia de la egiptología. El campamento de Howard Carter es el inicio del recorrido de la recreación histórica Tutankamón y Carter. El descubrimiento que deslumbró al mundo, novedad de este año de Tarraco Viva con material gráfico perteneciente al Griffith Institute de Oxford, del que forma parte el egiptólogo alcoverense, Francesc Bosch. La recreación es una coproducción del Port de Tarragona y Tarraco Viva y una de las apuestas del festival.
Podrán pensar que ya lo sabemos todo sobre Carter y Tut, ese dúo indisoluble unido por toda la eternidad. Sin embargo, el espectáculo, a cargo de Kemet Grupo de Recreación del Antiguo Egipto/Argos Serveis Culturals, pone el foco en ese arqueólogo huraño y autodidacta, «el más pequeño de once hermanos de una familia de clase obrera». Fue en una tarde inglesa de té cuando la suerte de Carter cambió. «Una de sus tías tenía una amiga aristocrática que financiaba excavaciones y fue así como Carter, que recaló como ilustrador, acabó aprendiendo arqueología al lado de los más grandes, como Flinders Petrie», comenta Julio Villar, comisario de la exposición y artífice de la recreación histórica, entre fotografías de la época e ilustraciones del propio Carter, detalladas al milímetro, «tan preciso como una fotocopiadora».
A base de esfuerzo, Carter consiguió una plaza como inspector de antigüedades hasta que un buen día, en Saqqara, «unos turistas franceses un poco ebrios quisieron entrar al monumento fuera del horario. Ante la negativa del vigilante, acabaron a puñetazos y Carter noqueó a uno de los viajeros, provocando un incidente diplomático entre Francia e Inglaterra, quienes le pidieron que se disculpara por carta. No solo no lo hizo, sino que dimitió y pasó un tiempo ganándose la vida dibujando para los turistas». Mientras esto ocurría, el abogado y financiero norteamericano Theodore Davis, que lo había descubierto casi todo, daba por agotadas las posibilidades del Valle de los Reyes, a pesar de haber hallado un objeto cotidiano, un vaso de loza con uno de los nombres de Tutankamon, Nebkheperure.
«Nadie buscaba a Tutankamón en el Valle de los Reyes porque se pensaba que su cuerpo se encontraba en Amarna, donde fue enterrado su padre, Akenatón. Davis se equivocó en sus apreciaciones y se quedó solo a dos metros de hallar la tumba del faraón», revela Villar. Carter, que ya entonces había firmado un acuerdo con Lord Carnarvon, tozudo y concienzudo, insistió en su búsqueda y se llevó el premio.
La exposición recrea la estructura de la tumba, por lo que entre estas sorprendentes informaciones, los visitantes dejaban atrás el campamento de Carter, bajaban simbólicamente los 16 escalones y accedían a la antecámara, con baúles y decenas de tuppers del más allá. «En la tumba original hallaron carne de cordero, lentejas, pato, garbanzos, pan, cebolla, ajos y 26 jarras de vino en toda la tumba», cuenta el comisario. De allí a la cámara del sarcófago y a la sala del tesoro, presidida por el dios Anubis. La recreación termina con la imagen de la tumba de Carter. Villar concluye que pese a su monumental hallazgo, «solo nueve personas asistieron a su funeral y ninguna institución pública ni privada lleva su nombre. No era un académico ni formaba parte de la elite», asevera.
Espectáculo y exposición
Los próximos pases del espectáculo durante Tarraco Viva tienen lugar este sábado 18 de mayo y los días 24 y 25 de mayo, todos a las 20.30 horas y en el refugio 2 del Moll de Costa. No obstante, la exposición con el título Coses meravelloses, que permanecerá una vez finalizado el certamen, se puede visitar de manera libre hasta el 23 de junio, de martes a domingo.