Tarragona está, al fin, cada vez más cerca de recuperar la histórica Tabacalera. El anuncio de este pasado viernes del ministro de Cultura, Ernest Urtasun (Sumar), para arrancar el proyecto que hará realidad la futura biblioteca provincial –con toda seguridad en la Tabacalera– puede suponer un punto de inflexión para acelerar un proceso que se inició en el 2007 pero que, casi dos décadas después, hasta hoy no había cogido velocidad de crucero.
Hace 16 años, los últimos empleados de la antigua fábrica de tabacos dejaron sus trabajos ante el cierre de la actividad de Altadis en la ciudad. Desde entonces, el consistorio ha transformado urbanísticamente la zona y, en 2009, se recuperaron dos almacenes con el Plan ZP del Gobierno Central. En ese momento, con las vallas retiradas y un nuevo parque –con el chasco del jardín vertical y la pantalla gigante incluido–, se habilitaron las instalaciones de Tarragona Impulsa y la Capsa de Música, que ocupan dos almacenes.
Entonces ya se hablaba de trasladar la gran biblioteca en otro almacén, pero quince años después no se ha ejecutado la inversión y, de hecho, aún quedan otros cuatro por cubrir. En 2019 se llevó a cabo un concurso de ideas que expuso que, para impulsar el emplazamiento como un complejo cultural, sería necesaria una inversión de más de cien millones de euros.
«Camino conjunto»
En el pasado mandato, el alcalde Pau Ricomà (ERC) asumió la recuperación de la Tabacalera como una prioridad, anunciando que allí iría una parte del Centre d’Art Contemporani, negociando también la opción de la biblioteca. También se intentó que la Generalitat construyera allí el Fòrum Judicial, que finalmente irá a Joan XXIII. En esta legislatura, con Rubén Viñuales (PSC) se han acelerado los contactos para muscular el espacio, que cuenta con 80.000 metros cuadrados de superficie.
«La virtud de la Tabacalera es su defecto: las dimensiones. Una única función allí es inviable, pero sí que debemos tener un relato y un nexo causal», indicaba el alcalde esta semana en una entrevista en Tarragona Ràdio en la que evidenció que «puede ser interesante ubicar allí equipamientos públicos –como la OMAC de la Rambla Nova–, pero también usos tecnológicos que enlacen con el 22@ que planteamos en la otra parte del río, en el polígono Francolí».
Desde ERC se reivindica el trabajo realizado. «El PSC se ha encontrado con el trabajo avanzado y con el apoyo de la Conselleria de Cultura. La Tabacalera debe ser la punta de lanza como centro educativo, social y cultural de la ciudad», indica la portavoz de Esquerra, Maria Roig. Precisamente, el delegado del Govern –Àngel Xifré (ERC)– y el subdelegado –Santi Castellà (PSC), indican que el anuncio de la biblioteca «reafirma el camino emprendido» en la comisión entre las tres instituciones.
Jordi Collado (ECP) resalta que el espacio debe ser un «motor cultural», ubicando allí los espacios que la Diputació tiene previstos en la Savinosa. «Es el momento de pactar con ellos el traslado del conservatorio y del auditorio», afirma el edil progresista. Jordi Sendra (Junts) avala «cualquier inversión», si bien pide que el anuncio del viernes «no sean solo fuegos artificiales entre Madrid y Barcelona».
Finalmente, Maria Mercè Martorell (PP) rechaza que el espacio «sea un cajón de sastre sin un proyecto coherente», y apuesta por convertir el recinto «en el punto de dinamización de la Part Baixa». Con diferentes visiones, dos décadas después la Tabacalera vuelve a entrar en escena para convertirse hasta 2027 en el gran reto de este mandato.