La lluvia vuelve a ganar la partida y por tercer día consecutivo Tarragona se queda sin que los misterios puedan recorrer las calles de la ciudad.
Este miércoles era el turno de la solemne Procesión del Dolor. Esta es considerada la segunda procesión más importante, tras la del Sant Enterrament de Viernes Santo, por su participación, pero también por el número de pasos que participan.
Es por eso que eran muchos la que la esperaban con ganas. Esta estaba programada para salir a las 19:45 h de la iglesia de Sant Joan, en la Plaça del General Prim, pero poco antes de la hora marcada, las primeras gotas hicieron encender la alarma a todos los presentes. Esto no echo atrás a los organizadores. Las ganas y la ilusión eran superiores. Es por eso que decidieron esperar a que la precipitación aflojara.
No obstante, hacia las ocho de la tarde, el chubasco empeoró y la mala previsión invitaba al pesimismo. Así que los organizadores decidieron, muy a su pesar, cancelar el acto. Una decisión que entristecía a todos los participantes y también a los presentes, pero que también consideraban que era la más acertada.
«Para nosotros la procesión de hoy tiene un significado especial. Es el primer acto donde participamos y cuando acabamos solemos cenar todos juntos. Es por eso que es una pena que la lluvia lo estropee», comentaba Borja Vendrell, miembro de la Banda de Timbals del pas de la Flagel·lació de la Reial Venerable Congregació de la Puríssima Sang de Nostre Senyor Jesucrist.
El joven no era el único que se sentía así. Eran muchos los que tenían este sentimiento. Solo hacía falta ver las caras.
Y es que aunque el año pasado, los pasos finalmente pudieron desfilar, lo cierto es que durante dos años la pandemia obligó a cancelar la procesión. En 2022 la responsable de hacerlo volvió a ser la lluvia.
Este acto congregaba a los cinco pasos del Rosario del Dolor: L’Oració de Jesús a l’Hort de l’Associació La Salle, La Flagel·lació de la R.V. Congregació de la Puríssima Sang, Ecce-Homo de la Germandat del Ecce-Homo, El Cirineu de la Reial Germandat de Jesús Natzarè y el Jesús de la Passió i Sant Crist de la Germandat de Nostre Pare Jesús de la Passió así como los Armats de la Confraria de la Creu de Torredembarra, quiénes debían encabezar la procesión.
Al final nada de nada. Los pasos volvían a sus locales entre los ánimos y los aplausos de los presentes. Estos iban cubiertos con plásticos para que durante el trayecto no se dañaran.
«Venimos cada año toda la familia. Es una tradición muy bonita, pero los últimos años nos hemos quedado con las ganas», explicaba María Sancho que nuevamente veía como se tenía que marchar a casa cubierta con su paraguas.
La misma frustración sentían Juan Antonio y su mujer, Celia. Hace unos años que por trabajo tuvieron que trasladarse a Barcelona, pero no dudaron en volver a Tarragona para vivir nuevamente la procesión.
«Nunca fallamos a la cita. Nos solemos situar aquí, en la iglesia de Sant Joan, pero otra vez tenemos que volver a casa sin haberla podido ver», aseguraban los dos.
Aunque la frustración era más que evidente, lo cierto es que ahora las diferentes cofradías ya cuentan las horas para poder desfilar en la procesión del Sant Enterrament de mañana viernes. Esperan que el tiempo aguante y que sea una jornada fantástica donde los tarraconenses puedan disfrutar de la esencia de la Setmana Santa.