Si hay un patrimonio histórico imperdible en una visita al Tarragonès, ese es el conjunto arqueológico de Tarraco. La que fuera una de las principales ciudades de Hispania en la época romana ha dejado su huella imperturbable durante más de dos milenios en la ciudad de Tarragona, pero también en los municipios del entorno, con hasta una quincena de sitios y monumentos que fueron reconocidos por la Unesco como Patrimonio Mundial en el año 2000.
Un buen punto de partida para conocer todo lo que supuso Tarraco, primer asentamiento romano en España, y cómo se han ido recuperando los restos arqueológicos a lo largo del tiempo, es el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona. Aunque la sede en la Plaça del Rei se encuentra cerrada por obras, actualmente se puede visitar una exposición con las piezas más representativas en el Tinglado 4 del Muelle de Costa, en el Puerto de Tarragona. Del mismo modo, cada mes de mayo se celebra Tarraco Viva, un festival de recreación histórica que durante unos días sumerge a la ciudad en un auténtico viaje en el tiempo.
El Anfiteatro, con sus graderías conservadas y el Mediterráneo de fondo, o el imponente Pont del Diable, un acueducto enclavado en plena naturaleza a las afueras de la ciudad, son dos de los monumentos más icónicos de la Tarraco romana, pero ni mucho menos los únicos que vale la pena conocer.
Una buena ruta no puede eludir la espectacular muralla de Tarragona, del siglo II a. C., la construcción romana más antigua de las que se conservan fuera de Italia. Hoy siguen en pie más de 1.000 metros de muralla que rodean toda la Part Alta de la ciudad. La mejor forma de conocerla es recorrer el Paseo Arqueológico. El circo romano, con la torre del Pretori y sus pasillos subterráneos, las columnas y otros restos del Foro Provincial y del Foro de la Colonia o el teatro romano son otros puntos de máximo interés.
Uno de los recintos más originales de Tarraco es la Necrópolis Paleocristiana, que nos enseña cómo se vivía la muerte hace 1.500 años. Además, más allá del núcleo urbano, encontramos otros restos importantes como son la Torre de los Escipiones o la cantera del Mèdol.
Más vestigios romanos
La visita a la antigua ciudad de Tarraco se completa con otros conjuntos monumentales de la época -también reconocidos por la Unesco- que salpican la comarca y que nos permiten hacernos una idea de la magnitud e influencia que tuvo la antigua capital de la Hispania Citerior. Uno de los más impresionantes es el Arco de Berà, en Roda de Berà. Este arco honorífico, enclavado en la antigua calzada de la Vía Augusta, hoy la N-340, se erigió a finales del siglo I a.C. y se cree que servía para delimitar los territorios que dependían de Tarraco.
En Constantí se encuentra otro de los monumentos romanos más importantes del país; el conjunto monumental de Centcelles. Se trata de una villa rústica que hacia el siglo III se convirtió en un gran mausoleo funerario. Como gran atractivo cuenta con una cúpula decorada con un mosaico de colores de gran valor. En Altafulla también encontramos Els Munts, uno de los ejemplos mejor conservados de villa romana de toda Hispania.