Lo de los ascensores en Tarragona es de risa. Tanto el de la Via Augusta, para bajar al Amfiteatre, como el de la Plaça dels Carros, para cruzar la vía del tren hasta el Serrallo, están constantemente fuera de servicio. Este último desde hace un par de semanas. El Ayunta- miento está esperando que llegue un componente electrónico para poder arreglar la avería y que vuelva a funcionar. Es cierto que en muchas ocasiones, sobre todo en el caso del elevador del Amfiteatre, son objeto de vandalismo, pero eso no exime al consistorio de tomar cartas en el asunto de una vez por todas y aplicar las medidas necesarias para que ambos ascensores funcionen durante todo el año sin interrupciones.
«Siempre tiene muchos problemas, es cierto, y muy a menudo está fuera de servicio», lamenta Carme Puig, presidenta de la Associació de Veïns del Barri del Port. La representante vecinal denuncia, además, que las escaleras mecánicas para cruzar la vía del tren por el paso subterráneo normalmente también están sin funcionar. «Las personas con movilidad reducida tienen que ir a dar toda la vuelta para poder llegar al Serrallo y a la zona del puerto y la verdad es que he recibido muchas quejas», asegura Puig, que añade que es una de las cuestiones que tiene apuntadas para comentar al consistorio ahora que han retomado los contactos después de las fiestas.
Con todo, la vecina de la Part Baixa recuerda que antes, cuando había el paso a nivel, podían cruzar la vía tanto los coches como las personas, pero con el desmantelamiento de éste y la posterior construcción del paso subterráneo, los vehículos ya no pueden pasar y las personas que van con silla de ruedas solo lo pueden hacer cuando el ascensor funciona. «Es cierto que aquel paso a nivel era peligroso y se debía hacer alguna cosa al respecto, pero podrían haber buscado una solución que no hubiera supuesto esta incomunicación del barrio con el otro lado de la vía», comenta Puig.
Una de las personas afectadas por esta incomunicación es Carles Balañá. Vecino de Tarragona, va en silla de ruedas desde que tenía 17 años, cuando un accidente le provocó una lesión medular que lo dejó tetraplégico. Cuenta que «ya no voy por allí porque como ya sé que el ascensor no funcionará, porque nunca ha funcionado, voy directamente por el Serrallo o por la pasarela del Miracle».
La última mala experiencia de Balañá con este paso subterráneo fue durante una visita guiada teatralizada sobre el Port de Tarragona el pasado mes de octubre. En un momento dado de la actividad, el grupo estaba en la Plaça dels Carros y debía cruzar la vía para poder continuar al otro lado, pero él se encontró con que el ascensor no funcionaba y no pudo seguir. «Está claro que no podían esperar a que yo diera toda la vuelta por el Serrallo, la verdad es que me sentí muy frustrado», dice Balañá.
A pesar de todo, lo que más le indigna es que «esto antes era un paso a nivel totalmente accesible, sin ninguna barrera arquitectónica, y al convertirlo en un paso subterráneo es cierto que pusieron el ascensor pensando en las personas con movilidad reducida, pero la realidad es que nunca funciona». En este sentido, cuenta que en otros lados, además del ascensor y de las escaleras normales y mecánicas, «también construyen una rampa con ziga-zaga o una pasarela aérea, pero aquí en Tarragona se olvidaron de poner esta alternativa». «Lo peor de todo es que el hecho que el ascensor esté fuera de servicio no es algo puntual, es continuo, nunca funciona, y la solución pasa por poner esta rampa», finaliza Balañá, que reitera que «cuando lo normal es que quiten barreras arquitectónicas, aquí las han puesto, lo han hecho inaccesible».