La Baixada de l’Àliga cumplió por Santa Tecla como es tradición. No de la forma deseada, ni por los organizadores ni por los miles de seguidores que llenaban la plaza de Cols, calle Major, las escaleras y todo el recorrido de la Part Alta, incluyendo ventanas y balcones.
Volvió la lluvia a la ciudad en el último suspiro. Lo hizo de forma intensa, molesta, permanente. Y atacó el orgullo del acto más multitudinario de la Festa Major de Tarragona.
L’Àliga no se amilanó. Bajó las escaleras sin música, con precaución por los escalones desgastados de la Catedral.
Y una vez abajo, en el desniveado empedrado de la plaza bailó para los miles de fieles que no retrocedieron ni un palmo. No desistieron de disfrutar de la Baixada.
La gente estaba empapada de agua, pero no cedieron en su ímpetu y arroparon al primer elemento del Seguici que seguía por la calle Merceria.
Siguió la Mulassa. El mismo paso precavido, el mismo silencio (sin charanga entonando el Amparito Roca a todo volumen), pero con el mismo apoyo incondicional de jóvenes y no tan jóvenes que llenaron las calles de la Part Alta.
El Lleó sí tuvo acompañamiento musical. La charanga sonó al final de las escaleras de la Catedral y la gente reactivó sus ganas de fiesta para poder celebrar la Baixada.
La ausencia de esta Baixada 2024 fueron los Gegants, que por precaución no salieron al Pla de la Seu, ni bajaron por las escaleras.
La Baixada en las escaleras de la Catedral terminó con el desfile de las figuras de la botella de Chartreuse y el Braç de Santa Tecla, éste último tapado con plásticos para proteger la figura.
Música, alegría y lluvia. Un cóctel que este 2024 ha perjudicado uno de los eventos más populares de la Festa Major de Tarragona.
Un plus de seguridad
A nivel de seguridad, el Ayuntamiento ha activado un dispositivo nunca antes visto con más de 40 agentes de la Guàrdia Urbana y 70 de los Mossos d’Esquadra repartidos por todo el recorrido. Además, han funcionado los controles de acceso para evitar la entrada de armas blancas y otros elementos peligrosos en el recinto, y se ha puesto en marcha un centro de comando avanzado para controlar el recorrido. Los drones también sobrevuelan el acto.