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Reclaman que la Platja Llarga de Tarragona sea accesible

El Ayuntamiento se compromete a estudiar la situación y ha comenzado a hacer cambios

23 agosto 2024 19:43 | Actualizado a 24 agosto 2024 07:00
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Nada más llegar a la Platja Llarga queda claro que la cosa no va a ser sencilla: hay dos plazas reservadas para personas con discapacidad, pero la pintura que las señaliza en el suelo apenas se ve. Hay también una señal vertical, pero está escondida entre la vegetación. Y, una vez aparcados, el problema es encontrar sitio para bajar una silla de ruedas sin interrumpir el tráfico en una zona estrecha con tráfico de ida y vuelta.

Hemos quedado con cuatro personas usuarias de sillas de ruedas para verificar la accesibilidad de la playa y destripamos el final: ninguna ha llegado ni a mojarse lo pies.

La idea de la visita parte de las algunas entidades como la Lliga per la inclusió, Sense Barreres de Tarragona y el Club d’Esports Adaptats Costa Daurada, así como de otras personas que han hecho llegar sus reclamaciones a la Federació d’Associacions de Persones amb Discapacitat Física i Orgànica MESTRAL-Cocemfe.

En la web de turismo del Ayuntamiento de Tarragona consta que en el puesto de socorrismo de la Platja Llarga hay una silla de ruedas anfibia, pero nada más llegar salta a la vista que no hay una rampa que llegue hasta dicho puesto ni, mucho menos, hasta la orilla. Así pues, las tres personas que van con una silla de ruedas manual no consiguen avanzar más de unos metros tras bajarse del coche.

La cuarta persona, que tiene una adaptación que convierte su silla en una especie de triciclo eléctrico consigue ir un poco más allá, pero solo hasta la altura del baño adaptado que es la siguiente sorpresa del recorrido. El policlean tiene una pegatina con la señal de una silla de ruedas, pero lo cierto es que está colocado sobre una placa de cemento hasta la cual es imposible subir desde la arena por el desnivel. «No sabes si es un chiste o es una forma de lavar su conciencia», lamentan.

Hay que reconocer, eso sí, que la visita la realizamos a mediados de semana y ese mismo día consultamos sobre la situación al Ayuntamiento de Tarragona que ayer, a través del Departament de Neteja, comenzaba a hacer algunos trabajos para mejorar la accesibilidad del baño.

Según explicaban «por los dos lados de la plataforma queda un desnivel. Para resolverlo, se rellenará de arena y se pondrán varios tramos de pasarela para poder acceder tanto a la plataforma como la ducha y lava pies, así como alargar esta pasarela por la arena de la playa (a la zona con arena húmeda), para facilitar el acceso a la playa».

Trabajo por hacer

Guillermo García De Castro, concejal de Medi Ambient, apunta que «estamos realizando bastantes mejoras en la accesibilidad en las playas» pero reconoce que «tenemos mucho que trabajar todavía, tenemos que continuar aprendiendo».

Actualmente hay sillas amfibias en seis playas de la ciudad, aunque la playa que cuenta con un espacio mejor adaptado donde además de servicios hay un área de sombra es l’Arrabassada.

En lo que se refiere a la Platja Llarga en concreto, García señala que para la temporada que viene se evaluará mejor la situación.

Apunta, no obstante, que para las adaptaciones hay que tener en cuenta la orografía de cada playa y el posible impacto ambiental. Toca, además, hacer frente a otros problemas como el hecho de que no se pueden colocar las pasarelas de madera hasta después de Sant Joan porque las estropean con los petardos y las hogueras.

La presidenta de la Federació d’associacions de discapacitats físics i orgànics Mestral Cocemfe Tarragona, Emília Altarriba, apunta que «nosotros no queremos que nos pongan alfombras rojas, solo que se garanticen los derechos de todo el mundo».

Y es que, hablando con las cuatro personas en silla de ruedas que han acudido a la playa, JC. Xavi, Manel y Jordi, queda claro que para ellas no es fácil plantearse un día de playa.

Jordi, que es deportista y se maneja de manera bastante autónoma para ir a la piscina, no va a la playa por las dificultades que encuentra. Todos lamentan, además, que necesitan la ayuda de otras personas para poder bañarse.

Manel, por ejemplo, reconoce que llevaba diez años sin bañarse en la playa y pudo hacerlo hace unos días con la ayuda de su nieto y un amigo. La sensación de volver a estar en el agua «fue increíble», explica.

Altarriba recuerda, además, que mejorar la accesibilidad no solo facilita las cosas a las personas que van en silla de ruedas, sino también a personas mayores y otras que con problemas de movilidad. Es además, un punto a favor el turismo «muchos visitantes cuando buscan dónde ir miran si la playa es adaptada igual que buscan si tiene bandera azul», señala.

Por último, todos hacen un llamamiento a que se incorpore su punto de vista cuando se planifican obras en los espacios públicos.

El ejemplo de Palamós

$!Reclaman que la Platja Llarga de Tarragona sea accesible

El Ayuntamiento de Palamós (Baix Empordà) inauguró hace un mes el primer sistema de baño autónomo del Estado para personas con movilidad reducida. Se trata de una plataforma anclada en la Platja Gran que se adentra unos metros en el agua. El usuario accede con la silla de ruedas hasta un asiento colocado en la plataforma. Una vez allí, activa el sistema eléctrico que lo baja hasta el agua. Cuando termina del baño hace el mismo proceso a la inversa. El coste fue de 61.437 euros pagados entre el Ayuntamiento, la Diputación y aportaciones privadas.

El Ayuntamiento de Palamós (Baix Empordà) inauguró hace un mes el primer sistema de baño autónomo del Estado para personas con movilidad reducida. Se trata de una plataforma anclada en la Platja Gran que se adentra unos metros en el agua. El usuario accede con la silla de ruedas hasta un asiento colocado en la plataforma. Una vez allí, activa el sistema eléctrico que lo baja hasta el agua. Cuando termina del baño hace el mismo proceso a la inversa. El coste fue de 61.437 euros pagados entre el Ayuntamiento, la Diputación y aportaciones privadas.

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