La aparición de unos restos romanos en un solar cerca del centro de Tarragona ha parado la urbanización de 62.500 metros cuadrados en los cuales estaba previsto construir más de 300 viviendas. El hallazgo se hizo en octubre y ahora la Generalitat ha dictaminado que hay que preservar los bienes patrimoniales y que si se quiere salir adelante la construcción, hay que rehacer el proyecto de urbanización. De hecho, los vestigios han surgido “entre dos futuras calles”, detalla el concejal de Patrimoni del Ayuntamiento de Tarragona, Nacho García. Esto trastoca los planes de los promotores pero también del consistorio, que tenía la esperanza de que la iniciativa saliera adelante porque es una pieza clave en la conexión entre el centro y el barrio de Sant Pere Sant Pau.
Los terrenos se encuentran en la avenida Andorra, al inicio de la N-340, en la zona comprendida entre la avenida Catalunya y la autovía A-7. El conocido como Plan Parcial 1 (PP1) viene de lejos. De hecho, era el primer plan parcial que estaba previsto desarrollar según el POUM de 1985. Después de años de abandono y de diferentes propuestas, un grupo de promotores con InmoCaixa como inversor mayoritario decidió impulsar la urbanización del solar y la construcción de unas 330 viviendas. Al ayuntamiento el proyecto le encajaba por la voluntad “de llenar” espacios vacíos entre el centro y los barrios y hace un año aprobó el proyecto de urbanización.
Pero en octubre, durante las catas arqueológicas preceptivas y previas a la construcción, aparecieron restos romanos, entre las cuales hay “unas calles romanas y un elemento seguramente funerario”, indica García. Después de negociaciones entre promotores, consistorio y Generalitat, la comisión de Cultura del Govern ha determinado que el proyecto de urbanización previsto es incompatible con la conservación de los restos. De hecho, incluso se planteó la posibilidad de trasladar los vestigios, una propuesta que fue rechazada.
“Los restos arqueológicos de la ciudad de Tarragona tienen la consideración de Bé Cultural d’Interès Nacional en la categoría de Zona Arqueológica, es decir, la máxima protección que se puede otorgar según la ley de patrimonio cultural catalán”, apuntan desde el Departament de Cultura. Llos vestigios “son de dominio público, a pesar de que el terreno pertenece a la propiedad actual”.
Así pues, según las indicaciones del Govern, “los restos tendrán que quedar protegidas en una zona libre de edificación o vialidad”. Además, la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de Tarragona “ha pedido finalizar la delimitación de los restos” y su protección. Una tarea que tendrán que hacer los promotores “para saber exactamente cuál es la superficie ocupada” por el yacimiento. Posteriormente, hará falta que modifiquen “el proyecto de urbanización para dejar los restos protegidos en un espacio libre”. Si este paso se acaba produciendo, García reconoce que “dependerá de la parte privada, que es la que quiere salir adelante con el plan parcial”.
De momento, no se habla todavía de musealización, puesto que todo ello se encuentra en un estadio inicial. A día de hoy, en el solar, entre matorrales, vegetación y alguna tienda donde viven personas sin techo, hay el rastro de las prospecciones con los restos al aire libre y montículos con la tierra extraída.