Paula se mete en el agua con el móvil dentro de una funda especial para poderlo sumergir. Todo sea por capturar la instantánea perfecta de ‘Simba’, su perro, chapoteando. Están estrenando la nueva playa para perros de El Miracle y el animal, asegura ella contenta, por fin ha perdido el miedo al agua.
Era una de las escenas que podían verse ayer durante la apertura oficial del nuevo espacio que, con toda probabilidad, se convirtió en el sitio más fotografiado de toda la playa.
El espacio para perros llevaba unos días a prueba con la idea de afinar detalles y han sido suficientes para que el boca-oreja hiciera su parte. Ayer, a las seis de la tarde había doce animales con sus dueños. Y seguían llegando.
Entre ellos estaba Dolors, que venía expresamente desde Reus con su perra Naja. «Me ha gustado mucho, es una playa de verdad; con arena, agradable... Y no está en el culo del mundo, como la mayoría de playas para perros», decía.
Un espacio de convivencia
Elvira Vidal, concejal de bienestar animal, remarcaba que no se trata de una zona cerrada solo para perros, sino de un «espacio de convivencia entre humanos y animales». Vidal, que acudió con sus dos perros, Betty y Max, se mostró satisfecha por la que, recordó, ha sido una petición reivindicada por la ciudadanía durante años. Por ello dio las gracias a todos los departamentos del Ayuntamiento que han intervenido y tuvo unas palabras para Carla Aguilar, anterior concejal del área.
Aguilar, que más tarde acudió con Pipo, el perro de la protectora que tiene en acogida, también dijo sentirse muy feliz de ver como por fin se hacía realidad esta opción de «ocio de calidad y compartido».
La zona habilitada tiene 1.200 m2 y las obras han costado unos 40.000 €. Se ha instalado una pasarela de madera para facilitar el acceso a personas con movilidad reducida, se ha colocado una valla perimetral con puertas integradas, espacio de duchas para personas y perros y, finalmente, un banco y papeleras. Se trata, no obstante, de una estructura móvil que se retirará en invierno, cuando los animales sí que pueden entrar a la playa. Eso sí, no hay que olvidarse de leer las normas que están en la puerta de acceso: los dueños tienen el deber de vigilar a sus mascotas todo el tiempo y recoger sus excrementos... A partir de aquí pueden hacer todas las fotos que quieran.