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«Pere Martell era una de las mejores calles de la ciudad. Ahora, no se puede ni pasear»

Desde hace poco más de dos años, la zona ha cambiado. Los vecinos denuncian el incivismo que generan las personas sin hogar que pasan el día en la calle

18 octubre 2024 15:30 | Actualizado a 20 octubre 2024 07:00
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La calle Pere Martell ha cambiado en los últimos dos años. De ser uno de los principales ejes comerciales de la ciudad, a ser actualmente una de las calles con más percepción de inseguridad. Quizás, por delante, solo le ganaría la calle Orosi. Ambos puntos tienen algunos denominadores comunes, que las han acabado convirtiendo en zonas que la gente prefiere evitar, no pasar. Tanto Orosi como Pere Martell tienen cerca infraestructuras importantes de transporte público, como son las estaciones de trenes y de autobuses. Además, también cuentan con supermercados que están abiertos las 24 horas del día y con algunos bares y comercios donde se generan episodios conflictivos.

Por todo ello, hace unos días, el alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, aseguraba que se ha puesto entre ceja y ceja solucionar las problemáticas de ambas calles. Quiere hacerlo regulando los establecimientos de 24 horas y, sobretodo, intensificando la presencia policial. De hecho, tanto en Orosi como en Pere Martell se habla de instalar comisarías de proximidad.

Personas sin hogar

Los medios de comunicación llevan meses hablando sobre la problemática de la calle Orosi. Hoy nos centraremos en la de Pere Martell. Lo que más preocupa a vecinos y comerciantes es la presencia de personas sin hogar en la calle. Pasan la noche como pueden en los bancos cercanos a la estación de autobuses y, por la mañana, se desplazan hasta la calle Pere Martell. Algunos piden limosna, y otros simplemente pasan la jornada sentados en los bancos o en los bordillos de las tiendas.

El Ayuntamiento y el Institut Municipal de Serveis Socials tiene conocimiento de esta situación y, desde hace meses, trabajan para encontrar una solución. En muchos casos, explican fuentes municipales, los técnicos hablan con ellos y les ofrecen algunas alternativas a la calle. «Es una decisión personal y no podemos obligar a nadie», aseguran desde Serveis Socials.

Los vecinos insisten en que las personas sin techo que viven en la calle no generan inseguridad, pero sí incivismo. «Cuando acaban de comer, dejan los envoltorios y la comida por el suelo», explica Teresa Rubio, vecina de la calle Pere Martell, y miembro de la plataforma Treballem per Pere Martell. Rubio añade que «algunos de ellos, hacen sus necesidades encima». El Ayuntamiento, a petición de los vecinos, eliminaron hace unos meses los bancos que había en la esquina entre Pere Martell e Higini Anglès, donde se afincó un grupo de personas sin techo. «La calle Pere Martell era una de las mejores de la ciudad. Ahora, casi que no se puede ni pasear», explica Teresa Rubio.

Otro vecino asegura que no siempre son los mismos. «Algunos se van y otros llegan. Cuando llega alguien con problemas de alcoholismo es todavía más difícil de gestionar. El alcohol, a menudo, lleva peleas y discusiones», explica Juan.

El Diari pudo hablar con Víctor, un hombre de 55 años, de Madrid, que hace 10 años pasó a vivir en la calle al quedarse sin trabajo. Hace dos semanas que llegó a Tarragona. Duerme en una pensión, pero pasa el día en Pere Martell. «Aquí se está bien. Hay muchas tiendas de producto fresco y, sobretodo, muchos contenedores para poder coger comida al final del día», asegura Víctor, quien tiene como destino final Francia.

Los vecinos opinan que los supermercados abiertos las 24 horas del día funcionan como polo de atracción para perfiles vulnerables. «¿Quién va a comprar en un super a las tres de la madrugada?», se pregunta Lídia Pascual, una vecina. En Pere Martell hay dos. Uno más conflictivo que otro, aseguran los vecinos.

El Ayuntamiento tiene claro que quiere regular los horarios de estos supermercados. Por eso, actualmente, desde el Consistorio se están elaborando informes de cada establecimiento 24 horas –hay ocho en toda la ciudad– para poder detectar cuáles son lo que podrían afectar a la convivencia en un punto concreto. De ser así, deberían cerrar antes.

El parque como escapatoria

Los vecinos también denuncian inseguridad. «La estación de autobuses nos ha hecho mucho daño. Pere Martell es una calle muy concurrida y siempre hay algún espabilado que aprovecha para robar», explica Maria Esther Fernández, quien regenta una farmacia en la calle.

Los vecinos aseguran que el Parc de la Ciutat no ayuda. «Los delincuentes escapan por el parque y también esconden armas. Además, hay algunos que consumen droga y luego dejan los restos por allí tirados», dice Rubio, quien añade que «pagamos impuestos por un parque que los vecinos no podemos disfrutar. Da miedo cruzarlo».

Por su parte, la Guàrdia Urbana explica que no es la calle donde más delitos se cometen, pese al gran flujo de personas que hay, y asegura que los hechos delictivos han disminuido como consecuencia del plan de acción de la Urbana en el entorno de la calle.

Además, Ayuntamiento y Generalitat llevan meses trabajando para poder tirar adelante lo antes posible una comisaría mixta entre Guàrdia Urbana y Mossos d’Esquadra en las instalaciones de la estación de autobuses. «Es un tema estratégico para el futuro de la ciudad y la mejora de la seguridad de los tarraconenses», dice la Urbana.

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