A priori, que unos pastores pronuncien las palabras «ok Google, enciende la televisión» para escuchar el discurso de la «Molt Honorabli Presidenti de Catalunyi» puede parecer algo, cuanto menos, extraño.
No lo es si los protagonistas son Els Pastorets de Tarragona de la compañía local La Golfa, una obra que se supera año tras año y que, en su primera representación de esta edición, ha vuelto a deslumbrar a los asistentes a un Teatre Metropol lleno hasta la bandera.
Con un guion descarado en el mejor sentido de la palabra, la historia protagonizada por Lluquet y Rovelló, dos pastores de la ciudad, respira esencia tarraconense por todos los costados.
Fiel a la narración original, el relato incorpora elementos del día a día de la cultura moderna y de actualidad municipal: desde el túnel de luces «venido de Reus» hasta una ruta guiada por la ciudad y a un Satanás –o un Satanàs ‘Putin’, como se autodenomina– moderno, canalla, auténtico y artista, aficionado a rapear y a bailar en su tiempo libre.
Un Satanàs capaz de presentar un concurso a lo Quién quiere ser millonario –con el premio de una botella del oro líquido de este año, el aceite– mientras que, con la máxima de «que no nazca en Reus» busca a Jesús, «hijo de uno del Serrallo y de una tarraconense».
El diablo se vence ante la iluminación del ángel, en esta edición representado por una mujer empoderada. Rodillas en suelo, tanto el demonio como sus discípulos se ven profundamente acongojados ante la aparición celestial.
En un viaje que despierta las risas del público a cada paso que dan, los pastores se cruzan con diversos episodios que aportan gallardía y espontaneidad, con una iluminación que ejerce un papel argumental, sobre todo con el rojo característico del infierno.
Es esa mezcla efectiva entre tradición y modernidad lo que caracteriza a esta obra y lo que provoca que sea una de las tradiciones culturales de las navidades en la ciudad de Tarragona.
Sobre todo porque las novedades que el guion incluye cada año –que se acentúan en esta edición con la entrada de Toni Guillemat como director– hacen que todo cambie a la vez que se preserva la esencia de la historia de Josep Maria Folch i Torres.
Esa es la voluntad de la compañía, en la que participan una gran variedad de actores de diferentes edades que permiten que el público, independientemente de su año de nacimiento, pueda identificarse con los episodios cómicos de unos u otros personajes. Y no tan solo cómicos, sino que también reivindican aspectos como la cultura.
Por ello, las personas que han llenado las butacas del Metropol han sido desde niños hasta jóvenes y personas mayores, muestra de la transversalidad generacional de una obra que pasa de padres a hijos.
El aplauso final de todo el teatro ha escenificado el gran debut de Els Pastorets, que este jueves repetirán la representación a las 18.30 horas, también en el Metropol, y se despedirán hasta la próxima edición, que, posiblemente, puede llegar con alguna novedad, ya que la compañía se ha planteado readaptar la obra.
Els Pastorets son sinónimo de Navidad en Tarragona y esta tarde de miércoles se han encargado de dejar claro por qué. Una propuesta escénica atractiva, ligera y con un punto de originalidad que la convierte en un producto entretenido e idóneo para estas fechas.