Usted lo estará viendo en su propia empresa. A las vacaciones de Navidad se ha añadido una cascada de ausencias por Covid-19; casos leves, en general, a cargo de ómicron, una cepa que ha provocado un tsunami de bajas laborales que ha dejado muy tocadas a las plantillas tanto del sector público como del privado. Ese tsunami de contagios persiste en estos primeros días de enero –y lo hará aún más en las próximas semanas– y ha dejado un mes de diciembre de récord.
En la provincia de Tarragona, más de 10.493 personas estuvieron de baja laboral durante el último mes de 2021. Supone un incremento del 609% respecto a noviembre. En ese mes, hubo 1.480 permisos sanitarios por coronavirus, lo que significa que la sexta ola ha multiplicado por siete la cifra.
Son datos de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT). El balance en Catalunya sigue una línea similar. Fueron 136.962 los trabajadores que se ausentaron debido a las infecciones por Covid-19, un 666% más en relación a noviembre. Igualmente, las cifras en España han crecido exponencialmente. En el global estatal el número de bajas se situó en 566.175. «A cierre de diciembre quedaban a nivel nacional más de 340.000 procesos de baja laboral en vigor, alcanzando máximos de la pandemia, con unos 40.000 procesos más que en los peores momentos de la crisis sanitaria de marzo de 2020», apunta la entidad.
La afectación se ha percibido, por ejemplo, en algunos servicios públicos. Uno de ellos es la misma sanidad. Alrededor de un 3,4% de profesionales en Catalunya están de baja por contagios. Eso agrava la manera en la que el sector, agotado física, mental y emocionalmente tras casi dos años de pandemia, afronta esta nueva oleada del virus. Las plantillas de CAP y hospitales, ya muy tensadas, hacen equilibrios para intentar mantener la asistencia.
Pero también el transporte se ha visto perjudicado. En Catalunya, las bajas por Covid-19 de maquinistas han obligado a la cancelación de algunos trenes. Lo mismo sucede con la vuelta al cole de hoy tras el parón navideño. El Departament d’Educació ha nombrado a 571 interinos y sustitutos para cubrir las bajas de profesores a partir de hoy.
Las mutuas han expresado su preocupación por el «colapso de los centros de atención primaria, donde los médicos, a pesar de los esfuerzos de reorganización de los recursos disponibles, están desbordados por la prestación de asistencia sanitaria y el aumento de dedicación a la gestión de los trámites de bajas y altas laborales que se han producido desde la aparición de la variante ómicron».
Según la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo, esta situación «podría y debería aliviarse estableciendo un mecanismo a nivel nacional por el que los facultativos tramitaran simultáneamente los partes de baja y de alta en un solo acto médico, con una duración de siete días, de modo que solo tuvieran que contactar de nuevo con el centro de salud aquellos trabajadores que no se hubieran recuperado en ese plazo establecido». Para la entidad, «este mecanismo reduciría casi a la mitad el tiempo que los médicos tienen que dedicar a estas gestiones administrativas, con el beneficio que ello tendría en la descongestión de la atención primaria, que podría así dedicar muchos más recursos a la asistencia sanitaria».
Las mutuas denuncian los efectos que «el cuello de botella está teniendo en el alargamiento innecesario de la duración de estos procesos de incapacidad temporal, lo que además de afectar a los costes de las empresas y a la actividad económica, también repercute muy negativamente sobre las cuentas de la Seguridad Social y del Estado».
«Es un coste para las cuentas»
La asociación estatal de mutuas apunta que «el coste de las prestaciones económicas en favor de los trabajadores ha supuesto para las cuentas de la Seguridad Social y del Estado hasta el 30 de noviembre de 2021 un total de 3.055 millones de euros, a los que habría que sumar otros 2.500 millones de euros con cargo directo a las empresas, por cotizaciones, complementos y mejoras, sin perjuicio del coste de los bienes y servicios que se han dejado de prestar y producir».
«Conviene recordar –sigue la entidad– que el pasado 30 de diciembre el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud estableció un periodo de siete días para el aislamiento de los casos confirmados asintomáticos o con síntomas leves, si en el momento de finalización de este periodo la persona está asintomática y han transcurrido al menos tres días tras la resolución de los síntomas». Asimismo, también se estableció que «los contactos estrechos vacunados con pauta completa estarán exentos de cuarentena, pudiendo realizar una vida normal y acudir a su puesto de trabajo, sin perjuicio de extremar las medidas de protección (utilización de mascarilla, distancia de seguridad,…)». Esa medida fue criticada por los expertos, sobre todo por la alta infecciosidad que iba a traer ómicron.
La cepa a vuelto a reabrir el debate habitual entre economía y salud. En la búsqueda de ese equilibrio, los científicos apuestan por complementar esa reducción en días de los aislamientos con la necesidad de un test de antígenos negativo, antes de regresar a la vida normal.
El aluvión de consultas a los CAP no cesa. Este viernes, 7 de enero, se alcanzó el récord diario de visitas con motivo de Covid-19: más de 6.400 en una única jornada en la provincia, según la estadística del Departament de Salut. Es el dato más elevado de toda la pandemia y supera los registros de 5.500 que se habían alcanzado recientemente en esta sexta ola. En la última semana, se han notificado más de 28.000 visitas en Tarragona a los ambulatorios debido al virus. Se ha superado con creces el umbral de las 18.000 de la quinta ola, el verano pasado.
El boom de contagios en estas fiestas navideñas no tiene precedentes en toda la emergencia sanitaria. Desde el 20 de diciembre hasta la fecha, en Tarragona ha habido más de 30.000 positivos por PCR o test de antígenos, y eso teniendo en cuenta solo los recuentos oficiales. A esa cifra habrá que añadir los efectos de las cabalgatas y las reuniones por Reyes, aún por llegar. La comparativa ilustra la dimensión del momento: desde mediados de agosto a mitad de diciembre, cinco meses, hubo 12.000 contagios, ni la mitad que esos 30.000 que se han registrado en apenas 20 días.
Todo ello ha impactado en el mercado laboral, por mucho que los contactos no tengan que hacer aislamiento y que las cuarentenas hayan pasado de diez a siete días.
El catedrático de Ingeniería Informática y Matemáticas de la URV Àlex Arenas apuntaba que «vienen dos semanas de reto epidemiológico y social importante». Anunciaba «decenas de miles de bajas laborales», además de la necesidad de muchos tests de antígenos y apuntaba a que «la presión hospitalaria crecerá y el personal disminuirá por las bajas». En esa ecuación, para Arenas falta saber aún la cantidad de enfermos de UCI para ómicron.