«Nos llegan casos más graves de trastornos alimentarios»

Entrevista a Amaya García, psicológa en la Unitat de Trastorns Alimentaris en el Pere Mata. La Unitat de Referència de Trastorns Alimentaris depende del Pere Mata y es el ente público especializado

26 septiembre 2021 11:00 | Actualizado a 26 septiembre 2021 14:52
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¿Ha habido un incremento de pacientes con trastorno alimentario en la unidad?

En los dos primeros trimestres de este año ha habido un aumento significativo de derivaciones. En el caso de los adultos, a partir de los 19 años, un umbral que ubicamos porque corresponde a un momento de cambio, se han doblado el número de primeras visitas. En infanto-juveniles se han multiplicado por tres.

¿Cómo llegan?

La mayoría de derivaciones son de centros de salud mental. Trabajamos en red. Nos llegan los pacientes de ser atendidos en centros genéricos de salud mental y vienen aquí cuando requieren una mayor intensidad de tratamiento. Han crecido los trastornos no especificados, aquellos que no son el perfil típico de la anorexia o la bulimia. Si a nosotros nos han aumentado los casos, quiere decir que pueden haberse incrementado aún más en la red generalista.

¿Qué factores hay detrás de estas patologías?

Definir una razón única es difícil, pero un factor presente es la dificultad para acceder a la atención sanitaria. Todo el esfuerzo del sistema se ha volcado en la crisis de la Covid, así que eso ha llevado a que no se hicieran las consultas de otras temas. Toda la atención presencial se paró. Incluso nosotros, que somos muy presenciales, tuvimos que hacer atención telefónica y con videollamadas.

¿Qué efectos ha tenido la pandemia en estos trastornos?

Se han roto los proyectos vitales de muchos jóvenes, que tenían unas expectativas, unas esperanzas que se quiebran con la lógica bajada del estado de ánimo. Esa incertidumbre ha provocado que el joven quiera tener el control sobre alguna cosa y muchas veces la víctima es el cuerpo. Había que controlar algo, y eso era a uno mismo. También ha contribuido la insistencia durante la pandemia en mantener el cuerpo en forma o las alertas que se recibían por parte de los medios de los peligros de aumentar de peso. Todo eso va creando alarma.

¿Los aislamientos perjudicaron?

Se reducen los contactos sociales. Imaginemos, por poner un ejemplo, a un adolescente que discute con su madre. Antes podía volcar ese enfado en explicárselo a un amigo. Eso ahora ha faltado y, aunque haya un buen clima familiar, no puedes irte del conflicto. Eso ha implicado una necesidad de tener el control sobre algo. También ha influido el aburrimiento en el cambio de las pautas alimentarias propias.

¿La mayoría son chicas?

Tenemos a algún chico, pero principalmente son chicas. Nos encontramos con pérdidas de más del 15% de masa corporal que hace tiempo que no veíamos. Los casos que llegan son más graves, porque también nos vienen más tarde.

No solo marcó el confinamiento domiciliario. Los problemas se alargaron después.

Sí, en verano se nota siempre un aumento, porque es una época en la que te expones más. Además con la pandemia se venía de una época de menos exposición. Cuanto menos haces una cosa, más te cuesta luego retomarla.

¿Por dónde hay que empezar a la hora de pedir ayuda?

Cuando alguien ve que se le ha ido la situación de las manos, que tiene fobia por el propio cuerpo o no tiene conciencia pero la familia se da cuenta, lo primero es intentar consultar con alguien. Con los adolescentes no es fácil, no siempre vienen conformes a la primera visita. Son fundamentales las consultas de los pediatras o los médicos de cabecera, que derivan. En los institutos hay un programa que se llama ‘Salut i Escola’ que también ayuda. Es importante la detección precoz para que no se cronifique.

¿Hay una situación de saturación por esos aumentos?

El recurso público llega donde llega, hay gente que se va a la privada. No tenemos saturación como tal pero sí la agenda bastante llena, pero va a temporadas. Hay tratamientos que duran meses y hasta años. Hemos crecido en personal para poder abordar estos aumentos.

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