Mariama Thioube Gueye (Senegal 1976) es presidenta de la Associació de Dones Africanes de Tarragona. La entidad se fundó formalmente en 2022, pero quienes la integran llevan más de quince años tejiendo una red de ayuda mutua porque, como explica, nada es fácil cuando aterrizas en un país donde no conoces la lengua ni tienes familia. Poco a poco han ido ganando reconocimiento y el año pasado inauguraron un local.
El techo de cristal ¿sigue allí?
Si, todavía sigue allí. Aunque hemos avanzado algo sigue siendo un problema. Muchas veces las mujeres encuentran barreras que limitan su acceso a liderazgo. Les cuesta.
¿A usted le costó ponerse al frente?
Yo para dar la cara estoy siempre estoy dispuesta, pero te das cuenta de que la respuesta cambia cuando quien habla es una mujer, migrante y negra. A la hora de hacer cosas toda cuesta más.
¿Alguna vez ha sentido que se ha menospreciado su trabajo por ser mujer?
Muchas veces me han menospreciado en el trabajo. Llevo años siendo auxiliar de geriatría aunque hace unos meses he cambiado y me estoy formando como mediadora comunitaria.
En algún momento ¿ha sido víctima de acoso?
No, personalmente no.
Hay una creciente tendencia a negar la violencia de género ¿Qué piensa?
Sí que existe, es una realidad y creo que negarla solo aumenta la violencia. Hay que aceptarla buscar soluciones y erradicarla. Hay mujeres que siguen viviendo violencias. Yo siempre añado la mutilación genital femenina sobre las niñas. Mucha gente no es consciente, pero se sigue practicando y hay niñas de aquí que siguen en riesgo porque en cualquier momento pueden ser víctimas cuando regresan a los países de sus padres.
¿Existe un liderazgo femenino? ¿Las mujeres mandan diferente que los hombres?
Las mujeres mandan tan eficazmente como los hombres o mejor que ellos.
La obligación que impone la sociedad a las mujeres de cuidar (hijos, padres...) ¿ha impactado en su desarrollo profesional?
Sí, sobre todo en mi cultura es algo muy marcado. Yo tengo la suerte de ser la tercera de nueve hermanas, y aunque en África las chicas solo están para cocinar o limpiar, mi padre desde muy pronto decidió que teníamos que estudiar. Eso sí, las cosas no han sido fáciles. La doble jornada, en el trabajo y en casa, limita las posibilidades de muchas mujeres. Yo soy madre monoparental de tres hijos y lo he tenido muy difícil para poder estudiar y trabajar. Muchos días no he podido ni parar a comer.
¿Qué consejo le daría, si pudiera, a su yo de ocho años?
Que no permita que nadie le diga que no puede hacer algo por ser mujer. Y que tenga mucha confianza en sí misma para superar todos los obstáculos que hay por delante y para romper barreras.