Más patrullaje policial y menos bolsas de basura alrededor de los contenedores. Estos son los dos deseos que las asociaciones de vecinos de Tarragona han pedido al nuevo año. Las entidades denuncian repetidos episodios de inseguridad, sobre todo robos, y exigen más agentes de proximidad paseando por las calles con el fin de generar un efecto disuasorio para los delincuentes. Por otro lado, los presidentes vecinales creen que la limpieza es un asunto pendiente en la ciudad. Pero no solo denuncian la falta de profesionalidad de la empresa encargada, sino también de la falta de civismo de algunos vecinos, que sacan la basura a cualquier hora o dejan muebles y electrodomésticos en medio de la calle. Dejando a parte estos dos aspectos destacados, cada entidad vecinal exige las promesas electorales de los equipos de gobierno municipal, tanto el actual como el anterior.
Si hay alguna asociación conocida por su faceta reivindicativa es la del Barri del Port. Su presidenta mostró a lo largo de 2019 que los vecinos lucharían hasta donde hiciera falta para devolver la dignidad a sus calles. «Ahora estamos en stand by porque queremos dar un voto de confianza al nuevo gobierno. Pero si no nos escuchan, volveremos a alzarnos», explica Carmen Puig, presidenta de la Associació de Veïns del Barri del Port. Cabe recordar que los vecinos han llevado a cabo manifestaciones y que han protagonizado episodios de tensión en algún pleno municipal. Ahora, la entidad exige que se solucione de una vez por todas el problema de inundabilidad del barrio. Y es que, durante los últimos dos años, han sido muchas las veces que las calles de la Part Baixa se han convertido en auténticos ríos. Puig también pide la Llar de Jubilats prometida.
Quien también ha ocupado portadas de periódicos en los últimos meses ha sido la Associació de Veïns del Parc Francolí. La entidad se ha manifestado en contra de la construcción del nuevo Centre Penitenciari Obert. Lo cierto es que la Generalitat ha hecho oídos sordos y ha tirado adelante el proyecto. Resignados, los vecinos piden ahora pantallas acústicas para acabar con el ruido de coches, procedente de la autovía, y ruegan al Ayuntamiento sacar más provecho del Parc Francolí. «No hace falta que todo se haga en la Part Alta», opina Roser Barrio, secretaria de la entidad vecinal.
El punto débil del barrio de Sant Salvador se encuentra en la zona de Interblocs. «Necesitamos una intervención integral, no solo de carácter urbanístico, también de los servicios sociales, por ejemplo», opina Toni García, presidente de la Associació de Veïns de Sant Salvador i Sant Ramon, quien alerta de la creación de guetos en la zona si no se actúa al respecto. Por último, García pide más pistas polideportivas para que los niños puedan jugar y mejorar la conexión entre barrio y centro.
Por otro lado, en el barrio de Sant Pere i Sant Pau piden a este 2020 que el autobús pase por Tarragona 2, que se instalen pasos de zebra elevados en algunos puntos donde ha habido atropellos, que se construya una rotonda en la avenida Països Catalans para evitar accidentes y que se mejore la accesibilidad. «Nuestro barrio tiene casi 23.000 habitantes y hace diez años que no se hace ninguna actuación», asegura el presidente de la asociación de vecinos La Unió, Gabi Muniesa.
En la Part Alta, el tema estrella es, como en la mayoría de barrios, la inseguridad. «No hay tantos robos como en agosto, pero el problema sigue existiendo», asegura Manel Rovira, presidente de la Associació de Veïns de la Part Alta, quien reclama que el Ayuntamiento se atreva con la peatonalización. «Podríamos hacer una prueba piloto los sábados y domingos. Lo que no puede ser es que todo el mundo entre en coche al casco antiguo», asegura Manel Rovira, presidente de la entidad, quien tampoco olvida la aglomeración de bolsas de basura y voluminosos que casi siempre reina alrededor de los contenedores de la Plaça de l’Oli. Una tónica en muchos puntos de la ciudad.
¿Y El Serrallo, qué pide al nuevo año? En primer lugar, soterrar el cableado aéreo. Se trata de una reivindicación histórica. El presidente de la asociación de vecinos, David Martín, quiere poner fecha a la peatonalización de las calles Gravina y Sant Pere. «Las aceras son impracticables. Son estrechas y no se puede pasar con cochecitos ni sillas de ruedas», explica Martín.
En los barrios de Ponent, la seguridad y la limpieza siguen siendo puntos débiles. «Los contenedores soterrados y el incivismo vecinal son nuestros enemigos», asegura Úrsula Marín, líder de la asociación Progressista de Torreforta, quien pide más presencia policial por la calle. Marín también reclama más apoyo institucional de las administraciones a la hora de organizar actos por parte de las asociaciones de vecinos. «Hemos organizado una cabalgata de Reyes para Ponent y el Ayuntamiento ni siquiera colabora con los caramelos», asegura la presidenta.
Por otro lado, la entidad vecinal de La Floresta concentra todos sus esfuerzos en el mal estado de su sede social. Las goteras no cesan, a pesar de que el gobierno de Ballesteros invirtiera 12.000 euros para arreglar el techo. A mediados de noviembre, el nuevo Consistorio actuó en los desagües. La asociación de vecinos está pendiente del resultado. Su presidente, Miguel Ángel Cruz, también reclama el asfaltado del parking ubicado en la entrada del barrio y la adecuación de cuarenta plazas de aparcamiento.
En Llevant, las reivindicaciones son distintas. El deseo de Josep Maria Bertran, presidente de la Associació de Veïns de la Vall de l’Arrabassada, es que este año entre en funcionamiento el nuevo colegio, ubicado en la calle Mercè Rodoreda, y que actualmente está en construcción. Bertran reclama que nazca una línea de autobús que conecte la Vall de l’Arrabassada con el Col·legi Sant Pau. «Son muchos los niños que viven aquí y estudian allí», añade.
Finalmente, Francesc Garcia, presidente de la Associació de Veïns La Móra-Tamarit, exige redactar un protocolo de trabajo para acabar con las principales carencias de la zona. «El canal está sucio y el puente a las últimas. Además, reivindicamos que se haga un paseo marítimo, como tienen todas las playas», comenta García, quien añade que este año, la asociación, trabajará en la memoria económica para convertirse en una Entidad Municipal Descentralizada (EMD). Ya veremos si los deseos de los barrios acaban siendo una realidad, o si, por el contrario, continúan con su condición de reivindicación.