Según la consellera de Serveis Socials del Ajuntament de Tarragona, Inés Solé, el estudio supone un giro en "el abordaje" de las políticas sociales de la ciudad, puesto que demuestra que la pandemia ha afectado a todas las "esferas" de la sociedad y ha agravado las situaciones de pobreza y los procesos de exclusión social. "La covid ha sido un acelerador; ante esto las administraciones no nos podemos quedar con los brazos cruzados y tenemos que hacer frente con una mirada extensa, inclusiva y con generosidad, no nos podemos permitir dejar a nadie atrás", ha sostenido.
En el ámbito económico, las responsables del estudio han explicado que la pandemia ha acentuado las diferencias entre las rentas más altas y las más bajas en la población general. A la vez, han indicado que las personas con un menor nivel de estudios tienen un mayor riesgo de pobreza. El informe demuestra que 18,1% de las personas se encuentran en esta situación que no pueden cubrir sus necesidades básicas.
En cuanto al ámbito laboral, el paro ha crecido en cuatro puntos y un 16% de la población ha perdido el trabajo por culpa de la pandemia. Esto afecta mucho más a las personas con niveles de ingresos más bajos y de estudios inferiores. Pese a todo, un 67% de la población está activa. Otro de los aspectos que ha analizado el estudio es el ámbito formativo, del cual se destaca que un 15,3% de la población se ha encontrado en una situación de privación de acceso a la educación. Así mismo, se indica que el 25% ha tenido dificultades para acceder al ocio, y que los jóvenes han sido los más perjudicados.
Un 6% de la población manifiesta problemas de salud mental
El informe también señala que los hombres y las personas con menor nivel de ingresos y de estudios tienen mayor riesgo de exclusión residencial. Así mismo, los hombres, de entre 45 a 54 años, son los más afectados por la pobreza energética que se cifra alrededor de un 30%. Las encargadas del estudio han destacado que un 6% de la población ha manifestado problemas de salud mental. A modo de ejemplo, recalcan que los problemas con el alcohol, sustancias estupefacientes o con el juego se incrementaron significativamente durante la primera fase de la pandemia.
A pesar de que la tendencia ha disminuido un año después, los casos de maltrato tuvieron un repunte considerable durante los primeros meses de la pandemia. Durante el primer tramo, también aumentaron los casos de embarazos no deseados. Según ha explicado la técnica del Pla Local d'Inclusió i Cohesió Social de Tarragona, Jéssica Cantos, la crisis sanitaria ha provocado que la población en general valore mucho más su red social.
Por otro lado, a pesar de que ha aumentado la necesidad de recurrir a los servicios sociales durante la pandemia hasta llegar a un 23%, los datos demuestran que existe un fuerte prejuicio verso al hecho de acudir. Así, a pesar de que un 20% de la población verbaliza la necesidad de ir, solo lo haría un 10%, según los datos de la primera fase, y un 4% lo haría un año después de la pandemia.
La gente mayor, la más frágil y vulnerable
El estudio también pone el foco en la gente mayor que es el colectivo más afectado por la pandemia. En datos concretos, se ha agraviado hasta un 13,9% su situación de pobreza. Además, un 5,3% de las personas mayores no pueden cubrir sus necesidades básicas. El riesgo de exclusión residencial ha aumentado en 6,9 puntos hasta llegar al 16,3%.
El informe recoge que en un año el índice de pobreza energética ha crecido 5,9 puntos y se sitúa alrededor del 15,5%."Un año después de la pandemia, una de cada tres personas manifiestan no disponer de ningún apoyo para hacer las actividades diarias, un 32,9% tiene problemas para limpiar el hogar y un 20,7% tiene problemas para ir a comprar productos básicos", ha especificado la coordinadora de la IMSST, Neus Gimeno. De hecho, según Gimeno, una de las principales problemáticas detectadas entre la gente mayor es el grado de sentimiento de soledad que se ha cifrado en casi un 33%. Esta percepción ha aumentado un 13% respecto en la primera fase del estudio.
La coordinadora también ha subrayado que se han acentuado los estados de nerviosismo, de intranquilidad y el sentimiento de sentirse apagados entre la gente mayor consultada.
Catálogo de medidas para revertir el impacto negativo de la pandemia
En la presentación del estudio, la regidora de Serveis Socials ha afirmado que el consistorio ya está trabajando para revertir el impacto negativo de la covid-19 en la sociedad tarraconense. Ahora bien, este informe servirá para diseñar nuevas líneas de actuación y políticas sociales para mejorar las condiciones de vida de la población. "Los resultados nos dan muchos indicadores del grado de fragilidad y de vulnerabilidad en que se encuentran muchas familias y personas mayores de Tarragona; ante esta realidad, se impone un nivel de urgencia para evitar que las situaciones de pobreza sobrevenida aboquen a más personas a situaciones de exclusión social severa y pobreza extrema irreversible", ha dicho Solé.
Por eso, desde el Ayuntamiento se impulsará una jornada de reflexión tanto en el ámbito político como técnico y se abrirá un proceso de participación con los agentes y entidades sociales y económicos para elaborar un catálogo, el cual tienen que establecerse las medidas y acciones a implementar. "Tenemos que entender esta crisis sin precedentes como un fenómeno estructural y con una mirada multidimensional, por eso las medidas las tenemos que definir desde una óptica transversal a las políticas sociales", ha dicho la regidora. Y uno de los ejemplos de estas medidas será la puesta en marcha de un punto de asesoramiento de pobreza energética a la Part Baixa de la ciudad, barrio con la población más envejecida.
Estudio longitudinal con dos fases
La investigación se ha hecho a partir de dos cuestionarios diferenciados entre la población de 16 a 64 años y la población de más de 65 años. Se trata de un estudio longitudinal realizado durante los años 2020 y 2021, el cual ha permitido observar el fenómeno del impacto del coronavirus en dos fases diferentes.
La primera de ellas durante el inicio de la pandemia y el postconfinamiento y, la segunda, un año después del estallido de la crisis sanitaria. En la muestra, han participado 350 personas en cuanto a la población general en la primera fase y 199 en la segunda. En el caso de la franja de población de más de 65 años, han participado 308 y 146, en la primera y segunda fase, respectivamente.