Los municipios hacen los deberes. Los ayuntamientos tarraconenses han pasado por caja tanto en el último lustro que han conseguido liquidar un tercio de la deuda con los bancos. Los consistorios de la provincia cerraron 2017 con una deuda financiera de 682 millones, la cifra más baja desde 2008.
Es un 14,3% menos que un año antes. De hecho, se ha amortizado un 34% de los créditos en cinco años, desde 2013, cuando se superó el listón de los mil millones tras el Plan de Pago a Proveedores implantado por Cristóbal Montoro, que permitía liquidar facturas atrasadas, pero a costa de firmar nuevos créditos y, por tanto, elevar la tasa de endeudamiento.
En aquel ya lejano 2013, los ayuntamientos de Tarragona debían 1.034 millones a las entidades bancarias. La letra pequeña de la ley estatal también acotaba la gestión económica de las haciendas locales hasta el límite, de manera que todo superávit en las cuentas debía ir a parar a amortizar deuda bancaria.
De ahí se entiende que en este periplo se hayan liquidado 352 millones en cinco años, de los que 114 millones son fruto de la contabilidad municipal del último ejercicio. Cifras, todas ellas, para ilustrar el tremendo y obligado ajuste de cinturón al que han estado sometido los ayuntamientos después de unos años de derroche y deudas muy abultadas.
La deuda subió en seis pueblos
El 97% de los municipios de la provincia lograron reducir la deuda con el banco durante 2017. Sólo seis la vieron aumentar: Alforja, Creixell, Duesaigües, Margalef, Prades y Vandellòs i L’Hospitalet de l’Infant. Por tanto, en nueve de cada diez las arcas se lograron sanear en relación con el año anterior.
No hay grandes cambios en la lista de municipios deudores habituales. Creixell, en el Tarragonès, se eleva al primer lugar en la lista de poblaciones con una deuda por habitante más elevada. Para salvar totalmente las obligaciones financieras del ayuntamiento, cada vecino debería abonar 2.418 euros, algo más que hace un año, cuando la cifra se quedó en 2.366. Creixell debe 8,3 millones, según el balance de Hacienda relativo a finales de 2017 y publicado hace unos días.
L’Ametlla de Mar, que el curso pasado ocupaba esa primera plaza, pasa ahora al segundo puesto. El municipio del Baix Ebre debe por barba 2.223 euros, algo menos que en el ejercicio anterior. Son cifras referentes solo a la deuda viva, esto es, la contraída con la banca. Ahí se engloban los créditos financieros, los valores de renta fija o los préstamos o créditos a tercero. No se incluyen conceptos como la deuda comercial o los préstamos concedidos por el Estado a los ayuntamientos.
La tercera posición del podio es para Reus. Cada ciudadano debe 1.966 euros. La capital del Baix Camp también ha logrado reducir ese montante adeudado, que ha pasado en un año de 224 millones a 202, según Hacienda. Reus es un ejemplo de ayuntamiento que en los últimos tiempos ha acometido profundas reformas para sanear las cuentas. El consistorio pudo liquidar el plan de ajuste que se solicitó para pagar las facturas atrasadas y recuperar la posibilidad de ir otra vez a crédito para acometer nuevos proyectos.
La reducción de la deuda tampoco se entendería sin considerar la reestructuración societaria y la transformación en empresas de mercado. La disolución del holding Innova es un ejemplo, así como la absorción de diversas compañías. Eso sí, Reus es la cuarta ciudad de toda España de más de 100.000 habitantes con más deuda per cápita, por detrás de Jaén, Jerez y Parla, los peores ejemplos en saneamiento.
Tarragona baja 19 millones
Tampoco Tarragona se salva de ocupar una plaza de dudosa reputación, pese a las mejorías de los últimos cursos. Es la 12ª ciudad de España que más debe por cabeza. En concreto, cada tarraconense adeuda 1.118 euros. La capital tarraconense lleva tiempo sumida en una política de esfuerzo económico. En el último ejercicio redujo la deuda viva en 19 millones de euros, acorde con la tendencia generalizada.
No siempre la dimensión pequeña del municipio es garantía para tener cifras reducidas de deudas con el banco. Benifallet, El Montmell, Rasquera o Margalef están en esas primeras posiciones de localidades que más deben. En ocasiones, una determinada inversión municipal en una infraestructura concreta acaba incrementando esa estadística en localidades con un censo reducido. A pesar de ello, hay localidades grandes dentro de los principales puestos de acreedores, más allá de Tarragona y Reus. También aparecen El Vendrell, Calafell, Tortosa o Cambrils entre las 20 primeras plazas.
De entre los grandes municipios de la provincia, ninguno logra tener una deuda cero. Eso sí, Vila-seca se aproxima a ella. Sus 14.000 euros adeudados a las entidades financiera arrojan una media de 0,6 por habitante. Salou, con 281 euros por habitante –debe algo más de siete millones– es la segunda que mejor está, por detrás de Valls y Amposta.
Para aquellas poblaciones con cuentas más solventes, Hacienda ha abierto, por fin, el grifo. El Gobierno ha prometido que flexibilizará las condiciones para que los ayuntamientos en superávit puedan invertir estos fondos, hasta ahora limitados por el encorsetamiento de la regla de gasto.