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Los jóvenes de Tarragona deberían cobrar el doble para poder emanciparse

El coste de acceso a una casa se ha disparado en la provincia el último año para la franja de 16 a 29 años. Necesitan destinar el 70% del sueldo para poder irse de casa

10 noviembre 2023 20:11 | Actualizado a 11 noviembre 2023 20:00
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«Cobro 1.100 euros y me piden 600 por un alquiler, así que no me salen las cuentas. Por eso aún sigo viviendo con mis padres, hasta que pueda encontrar un trabajo mejor», se sincera Fran, un tarraconense de 28 años que sufre en sus carnes las dificultades para la emancipación, más grandes que nunca en estos tiempos pospandemia y de precios disparados.

El coste de acceso a una vivienda para un asalariado de entre 16 a 29 años en Tarragona se ubica entra el 60% y el 70% de su sueldo neto. Es el dato del cuarto trimestre de 2022 que ofrece el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE). Un año antes la cifra se ubicaba entre el 40 y el 50%. El último informe publicado dice que «en tan solo un año el esfuerzo que debía realizar una persona joven para adquirir una vivienda libre aumentó 10,6 puntos porcentuales y, para alquilarla, 12».

Ganar el doble

Los jóvenes siguen retrasando la edad de emancipación hasta los 30 años, la más alta de las últimas dos décadas. Cuando dan el paso, si quieren vivir en solitario, deben destinar a pagar el alquiler entre el 70 y el 80% en España.

«Independizarse es una quimera. Nos emancipamos cuando dejamos de ser jóvenes», reconoce Andrea González, presidenta del Consejo de la Juventud de España

En ese barómetro, el Consejo de la Juventud es contundente: «Nos emancipamos cuando dejamos de ser jóvenes». Otro dato esclarecedor: los jóvenes deberían tener un salario de 1.935,57 euros mensuales para poder comprarse una vivienda sin destinar más de un 30% de sus ingresos, exactamente el doble (101,41% más) del sueldo de los asalariados de menos de 34 años.

Andrea González, presidenta del Consejo, define como «una quimera» la emancipación juvenil. En la provincia de Tarragona las dificultades para dejar el hogar son también palpables, aunque no tan notorias como en Barcelona o incluso Girona. En otro informe, el Consejo indica que «el mercado de la vivienda excluye a muchas personas jóvenes en Catalunya, hasta el extremo que la única opción económicamente viable, sería compartir un piso de alquiler en las provincias de Lleida y Tarragona».

Cada vez es más común el regreso a casa de los padres cuando el proyecto fracasa

Otro estudio reciente, ‘Joves i emancipació a Catalunya i Europa’, de CCOO, expone, además, otras derivadas: «La precariedad laboral no solo ha propiciado un desligamiento de la emancipación residencial y la independencia económica». Se ha vuelto común «la alternancia de periodos de trabajo precario y paro, binomio que caracteriza las trayectorias laborales de muchos jóvenes de hoy y que ha supuesto la ruptura de la linealidad de los proceso de emancipación».

‘Boomerang kids’

Las complicaciones del mercado laboral y los precios de la vivienda han hecho que «si tradicionalmente la emancipación residencial era un acontecimiento puntual, breve y, fuera de situaciones excepcionales, definitivo, actualmente es habitual que los jóvenes emancipados tengan que volver al hogar de origen por no poder hacer frente al coste económico de la vida independiente».

El informe alude al concepto de ‘boomerang kids’: «Cuando el proyecto emancipatorio fracasa, el regreso al hogar familiar es la primera opción para la mayoría de jóvenes». En ocasiones ni tener un empleo ni siquiera ingresos estables sirve para poder dejar el nido y echar a volar solo.

El esfuerzo de un joven para emanciparse se ha disparado un 10% en el último año en Tarragona a la hora de destinar el salario

El informe de CCOO recalca que «uno de los elementos que condiciona la baja capacidad del trabajo joven para hacer posible la emancipación es la gran prevalencia del empleo a tiempo parcial, que no ha dejado de aumentar entre los jóvenes de 16 a 29 años durante los últimos años».

Queda así patente «la insuficiencia de los salarios para afrontar los costes económicos». Esa investigación señala que «se ha producido un importante aumento de la brecha en el trabajo a tiempo parcial entre los empleados jóvenes y aquellos que superan los 29 años».

Trabajar no es suficiente

El empleo no es suficiente para poder acceder a una vivienda, ya sea comprada o de alquiler. Pese a que el salario medio de una persona joven subió un 4,6% hasta 13.079 euros netos al año (o 1.089 euros netos al mes), el precio del alquiler lo hizo un 7,55% (precio medio de 912 euros).

Por tanto, para pagar un arrendamiento en solitario un joven trabajador tendría que dedicar el 83,7% de su sueldo, a lo que habría que sumar 141 euros de media de los suministros y servicios de una vivienda (como los recibos de agua, luz o gas), lo que absorbería su salario (96,6% de su sueldo) y apenas le quedarían unos 40 euros para comer, ropa y ocio. «Algo completamente inasumible», concluye el Consejo de la Juventud, que atribuye esa situación a la falta de acción política y a la gran especulación en el mercado de la vivienda.

La edad para marcharse se retrasa hasta los 30 años, la más alta de las últimas dos décadas

Los estudios superiores tampoco garantizaban poder emanciparse. Solo el 22,9 % de los jóvenes con estudios universitarios o de FP Superior consiguen hacer las maletas. Además, para los que no continuaban estudiando la tasa de emancipación era similar entre quienes tenían estudios superiores y entre quienes no disponían. El informe recoge también que dos de cada cinco jóvenes con estudios superiores tenían un puesto de trabajo que requería una menor formación que la suya.

En esta ecuación hay otro factor puramente demográfico afectado: un retraso en la maternidad y una natalidad por los suelos, algo que, por otra parte, entorpece ya la sostenibilidad del sistema de pensiones. Para Juan Antonio Báez, vicepresidente y responsable del área socioeconómica del CJE, «las políticas de juventud en muchos casos se convierten en una huida hacia adelante que no resuelven de manera estructural los problemas principales de la juventud, como son la vivienda y el empleo, y que provocan grandes problemas de salud mental para la población joven, cuya principal causa de muerte es el suicidio».

Todo ello se combina con la precaución para evitar la pobreza. El informe de CCOO sostiene que «el retraso de la emancipación juvenil en los países mediterráneos se concibe como una estrategia familiar dirigida a evitar la movilidad descendiente», ya que «en el contexto de un estado del bienestar poco desarrollado, con políticas de vivienda y juventud insuficientes, el objetivo de mantener al joven en el hogar durante más tiempo es que acumule el capital necesario para que la emancipación, cuando llegue, no comporte entrar en la pobreza».

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