La esperada reapertura del Palau d’Esports ha superado con nota sus dos primeros exámenes: la jornada femenina Entre totes, tots y la Lliga Catalana ACB. Así lo ponen de manifiesto representantes de los cuatro principales clubes de Catalunya –Barça, Joventut de Badalona, Baxi Manresa y Bàsquet Girona–, el único árbitro tarraconense que ejerce en la máxima categoría de baloncesto estatal –Arnau Padrós– y el veterano periodista especializado en baloncesto de la Televisió de Catalunya, Jordi Robirosa. Todos ellos destacan las prestaciones de un equipamiento que, después de inaugurarse a baja intensidad para los Juegos del Mediterráneo de 2018, por fin ha podido lucir al cien por cien a lo largo de los últimos días, albergando a más de cuatro mil espectadores y consolidándose como un potencial activo para impulsar el turismo deportivo en la ciudad.
«El pabellón nos gustó mucho, estuvimos muy a gusto», indica el secretario técnico de la sección de basket del Futbol Club Barcelona, Mario Bruno Fernández, quien detalla que la instalación del barrio de Ponent «nos pareció funcional y atractiva». Por ello, el dirigente azulgrana avanza que «seguro que si nos vuelven a invitar a venir, volveremos». El Barça, por cierto, ganó el título.
En la misma línea se expresa el técnico ayudante del Joventut de Badalona, Pau del Tio, quien fue jugador del Club Bàsquet Tarragona entre los años 2022 y 2007 cuando el CBT militaba en la segunda máxima categoría estatal. «Ojalá hubiéramos tenido este pabellón entonces. Me gustó mucho, es moderno y se puede trabajar bien», indica el segundo entrenador de Carles Duran, quien, esto sí, indica que «diría que le falta alguna sala para reuniones y un gimnasio». Asimismo, sobre el hecho de que los vestuarios no son de máxima superficie, indica que «hay algunos de la ACB que son más pequeños».
Grandes eventos en el horizonte
Quien se muestra especialmente optimista con el nuevo recinto es Oriol Pozo, técnico ayudante del Baxi Manresa de la Liga ACB y que se formó en clubes como el Gimnàstic, el Reus Ploms o el Club Bàsquet Valls. «Las instalaciones están muy bien, son aptas para eventos de primer nivel, como la ACB», indica el asistente del histórico Pedro Martínez, quien lamenta que «solo podamos ver el pabellón en su máximo esplendor una vez al año porque no hay un equipo de la ciudad en la élite». A juicio de Pozo, «que el 70% del público sea local demuestra que en Tarragona hay interés por el deporte y por el baloncesto», por lo que aspira a «un proyecto viable que deje de lado la histórica división que hay».
Desde Girona, el base de La Selva del Camp Pol Figueras es quien se expresa de una forma más fría. «La pista y el parqué están bien, me gustó jugar allí. El Palau es muy grande, pero quizás está desaprovechado», indica el jugador de Aíto García Reneses, quien este año formará parte del primer equipo de la Costa Brava. «Las graderías están demasiado lejos de la pista», opina Figueras, quien critica que «cuando ha habido un equipo del territorio en la élite no ha existido demasiado apoyo institucional».
La cruz: gradas lejos de la pista
El tarraconense Arnau Padrós fue uno de los tres árbitros que dirigió la gran final entre el Barça y la Penya. «El pabellón es grande, pero tampoco mucho. Está bien conectado, con mucho aparcamiento y en una zona de crecimiento con el nuevo barrio», afirma. Sobre las características del recinto, Padrós considera que uno de los aspectos a mejorar es el de la gradería que estaba enfrente de la mesa arbitral. «Quedaba muy lejana, mientras que la otra sí que estaba muy conectada con el partido», afirma, a la vez que destaca la «buena organización» de un evento que, por primera vez, le ha permitido dirigir un partido de máxima categoría en su ciudad.
Quien también avala el Palau es el veterano periodista de Televisió de Catalunya Jordi Robirosa, quien ha narrado más de dos mil partidos de baloncesto en todo el mundo. «El Palau d’Esports tiene mucha luz y mucho espacio para poder trabajar. Seguro que si se hubieran puesto más sillas se habría llenado», indica el experto, quien considera que esta Lliga Catalana ha compensado los Juegos del Mediterráneo de 2018. «Hace cuatro años los cubrí, y puedo decir que fue el peor evento en el que he trabajado, muy politizado y con instalaciones medio vacías. En cambio, esta Lliga Catalana de Tarragona ha sido la mejor de todas las ediciones, con un ambiente fantástico y con gente muy joven en un gran equipamiento».