A más pruebas, más casos. Es lo que se puede desprender de último informe del Departament de Salut sobre la vigilancia epidemiológica de las infecciones de transmisión sexual (ITS) e Catalunya. En el Camp de Tarragona, desde el año 2017, los casos de ITS han aumentado un 190%. En las Terres de l’Ebre, el dato es del 248%. En el conjunto de la demarcación de Tarragona, la subida es del 197%, según los datos del Centre d’Estudis Epidemiològics sobre les Infeccions de Transmissió Sexual i Sida de Catalunya - CEEISCAT, un órgano referente de la vigilancia epidemiológica del VIH y las ITS.
Desde el año 2016 hasta el 2019, la situación epidemiológica de las ITS en la demarcación de Tarragona mostraba incrementos anuales de un 70% de media en el número de casos, hasta la irrupción de la pandemia por SARS-CoV2, que produjo un descenso del 10%. En 2021, no solo se recuperó el descenso del 2020, sino que se superaron los niveles de prepandemia con un total de 1.276 ITS declaradas.
Las infecciones que han experimentado un crecimiento más destacable han sido la clamidia y la gonococia. La primera ha pasado de 131 casos en 2017 –de una tendencia que ya venía al alza– hasta los 604 del 2021. Un aumento del 361%. En el caso de la gonococia, se diagnosticaron 78 casos en 2017, por los 233 de 2021, casi un 200% más. La tricomoniasis y el herpes genital también han crecido, hasta llegar a los 201 y 101 casos respectivamente.
La infección genital por clamidia es la más declarada, con una tasa de 73 casos por cada 100.000 habitantes. Le siguen la gonococia, con 28,2 casos, y la sífilis, con 10,5. Con menos incidencia en la población, se encuentran el VIH (4,5), el sida (uno) y el linfogranuloma venéreo (0,5).
Los informes del Departament de Salut también analizan infecciones como la sífilis y el linfogranuloma venéreo, cuya tendencia es estable. Los casos de sífilis se dispararon en 2017 –con 93–, pero parece que, en 2021, comienza a bajar la curva –con 87 casos–.
El sida y el VIH también escapan a la dinámica general. Los casos de VIH y sida experimentaron un pico en 2018. Desde entonces, la tendencia es a la baja. Conviene aislar el efecto del año 2020, puesto que, a raíz del estallido de la pandemia, se llevaron a cabo menos pruebas diagnósticas. Se detectaron nueve casos de sida en 2021. Un crecimiento que no fue significativo. En el caso de VIH, fueron 37, más de la mitad que en 2020, pero menos de los que venían dándose en años previos.
«Se observa una disminución gradual en el número de nuevos diagnósticos de VIH y sida durante el período 2012-2021 del 7,6% y del 12,7% de media, respectivamente», confirma el informe de vigilancia epidemiológica del VIH y sida en Catalunya, elaborado por el CEEISCAT. Uno de los motivos que ha provocado esta disminución es el aumento de la profilaxis preexposición (PrEP), es decir, personas que corren el riesgo de contraer el virus y toman medicamentos preventivos. La doctora Sheila Ruiz, adjunta de medicina interna en el Hospital Sant Pau i Santa Tecla, lo confirma: «Cuando la carga viral del paciente es indetectable, el riesgo de transmisión es nulo».
En general, durante los últimos años, se producen muchas más detecciones de ITS. ¿Por qué? Según el director del Centre Jove d’Atenció a les Sexualitats (CJAS) y del programa jove de l’Associació de Drets Sexuals i Reproductius, Jordi Baroja, «cada vez se detectan más porque se detectan mejor; es muy probable que sea una realidad el hecho de que haya más ITS circulando, pero también es cierto que los sistemas de vigilancia epidemiológica y de sensibilización de la gente a hacerse pruebas han mejorado mucho». Montse Carreras, comadrona y referente de ITS en el Camp de Tarragona, argumenta que «ahora hay tratamientos más avanzados». El ámbito informativo es el que aún cojea: «Hay desconocimiento por parte de la población», destaca Ruiz.
«Depende mucho de la infección de la que se hable y del grupo de edad, pero, en general, ha habido un cambio social en lo que a prácticas sexuales se refiere», afirma el secretario del grupo de ITS de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y director del CEEISCAT, Jordi Casabona. «En algún caso, como la clamidia, las tecnologías y los criterios de diagnóstico han contribuido a que se detecten más», añade.
También se ha notado, durante los últimos años, un cierto desgaste en el uso del preservativo. «Lo percibimos, sobre todo, en la población joven», especifica Baroja. Para Casabona, «los tratamientos que evitan el embarazo han ido diversificándose, y también por eso el preservativo se usa menos». No obstante, «las vías de prevención de las ITS son pocas, por eso, el preservativo es esencial y se usa poco», asume Carreras.
Más casos y más recursos
Según los expertos, en la actualidad, la mayoría de las ITS son fácilmente curables. La detección precoz se convierte en algo esencial para reducir el peligro, ya que siempre hay un porcentaje de riesgo, además de que en pocos casos hay síntomas que avisen. En palabras de Baroja, «la clamidia, por ejemplo, es muy frecuente en mujeres y puede quedar camuflada, más que si se produce en hombres, por eso hay que intensificar el trabajo de sensibilización».
Una sensibilización que también se tiene en cuenta en el informe: «Es esencial mejorar la concienciación del riesgo y promover los comportamientos sexuales más seguros, así como garantizar el acceso a la detección». Se observa que, en Catalunya, ante el diagnóstico de una ITS, la frecuencia de coinfección con VIH es importante, sobre todo por lo que respecta al linfogranuloma venéreo (22,8%) y a la sífilis (19,1%).
Cuando se notifica un caso de ITS, se realiza un estudio de contactos, que consiste en identificar a las parejas sexuales de la persona infectada para intensificar así la prevención. «A veces, este proceso falla, ya que pienso que no se acompaña a un positivo desde el ámbito emocional como debería hacerse, se dan muy pocas herramientas», remarca Baroja.
Pese a que no hay un perfil claro y diferenciado de qué tipo de personas tienen más riesgo de contraer una ITS, los jóvenes registran más casos debido a que suelen tener más parejas sexuales que personas más mayores. Se recomienda que, cuando se produzca un cambio de pareja, ambos miembros se sometan a un cribado. «También hay que normalizar que, cuando se realiza una consulta, se hable sobre qué tipos de relaciones tiene el paciente», apunta Carreras.
Detección y prevención son las dos variables en que los expertos confían para controlar el número de ITS declaradas. Además, se insiste en la necesidad de desestigmatizar las infecciones para que se pierda el miedo al diagnóstico.