La visita de John Kerry recupera la figura de 'Paco', el tarraconense que 'pescó' una bomba atómica

EEUU retirará la tierra contaminada por las bombas de Palomares, localizadas por Francisco Simó Orts, natural del Serrallo

19 mayo 2017 21:29 | Actualizado a 22 mayo 2017 12:12
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Se llamaba Francisco Simó Orts y era un pescador del Serrallo que había emigrado a Murcia para poder pescar porque las capturas eran insuficientes en las costas de Tarragona. Pero adquirió fama mundial cuando, el 15 de marzo de 1966, el ejército estadounidense localizó, justo en el lugar que él les había indicado, una de las cuatro bombas que habían caído, el 17 de enero, de un bombardero B-52. Desde aquel día fue conocido como ‘Paco el de la bomba’ y los norteamericanos le recompensaron con 15.000 pesetas y una serie de homenajes con recepción en la embajada estadounidense incluida.

Tras jubilarse, Francisco se quedó a vivir en Águilas pero volvía con frecuencia a su Serrallo natal. Y en Tarragona falleció el 4 de septiembre de 2003. Su familia trasladó el cuerpo a Águilas, donde está enterrado.

Su sobrino, Martí Pedrol, un pescador del Serrallo en activo, recordaba ayer que «le dieron mucho protagonismo. Le convirtieron en un héroe» hasta el punto de que, tras el hallazgo de la bomba, su familia «podía pedir todos los favores que quisiera a políticos y militares. Si necesitaban un permiso, lo conseguían sin burocracia».

Según Pedrol, realmente fue el hermano mayor de Francisco, Alfonso, quien localizó la bomba, pero Alfonso no quería protagonismo alguno y se lo cedió a su hermano, «que era una persona muy sociable y ya tenía amigos militares». Alfonso era el patrón de la barca y Francisco, el mecánico. De Alfonso, le viene el apodo a la familia Simó Ort: los ‘Fonsets’. Cuando Francisco regresaba a Tarragona, no hablaba de la fama que había adquirido sino de «cuestiones de pescadores».

Una fama que le valió que el Diario Español del 13 de abril de 1966 anunciase en portada que «el serrallenc Francisco Simó será protagonista de la fiesta de la Embajada». El embajador estadounidense había enviado un telegrama al gobernador civil de Almería para que éste le transmitiese la invitación a Simó, una invitación que «el famoso pescador y su esposa» aceptaron.

El protagonismo que se le dio a Simó fue –opina Fernando Segú, jefe de prensa en 1966 de Manuel Fraga–, «una forma de desviar la atención de los norteamericanos en plenas conversaciones de desarme de Ginebra. El accidente fue un enorme mazazo para los norteamericanos. Convirtieron a Francisco en todo un personaje».

Desde que fue localizada la bomba, su recuperación se convirtió en todo un culebrón seguido al detalle por la prensa. Cuando finalmente fue izada, el 8 de abril de 1966, el Diario Español titulaba «Recuperada intacta la bomba de Palomares. Tres veces se había roto el cable con que se intentó izarla».

Tras recordar que «el sumergible de bolsillo ‘Alvin’ logró fotografiar el artefacto en el lugar que indicó había caído el pescador del Serrallo tarraconense Francisco Orts Simó», el periodista Jesús Serrano escribía: «El general Wilson y el almirante William S. Guest con las fuerzas a su mando han ganado la ‘guerra’ a la bomba nuclear perdida en una de las operaciones de rescate submarino más difíciles de la historia».

En la recuperación de la bomba se emplearon unos enormes recursos que contrastaban, apunta Segú, con la penuria de los medios españoles hasta el punto de que «los guardias civiles que hacían guardia no tenían ni capotes con que cubrirse del frío».

Cuando se rescató el ‘artefacto’ se desbordó la felicidad en la zona, según lo describía Serrano el 8 de abril: «Hoy, en Palomares, se respira muy profundamente y la alegría reinante entre sus habitantes no es fácil describirla, especialmente las mujeres que, en corros, en la calle, muestran su risa antigua, exteriorizando su contento ya que Palomares vuelve a ser el tranquilo y laborioso lugar, sin bombas perdidas que, según expresiones recogidas, les tenían quitado el sueño».

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