En los adosados, con jardines y piscinas privadas, en los chalets pareados, cerca del golf, e incluso en las mansiones de lujo de Bonmont Terres Noves se vota a Vox. O, al menos, es el partido que ha ganado las elecciones el 10-N en este rincón exclusivo de Mont-roig del Camp. No hay otro ejemplo así en la provincia. Este entorno de privilegio, con vistas atractivas a la montaña y al mar, es el único lugar de Tarragona en el que Vox ha vencido, si se analizan una a una todas las secciones censales, una metodología que permite descender y analizar calle a calle, casi edificio a edificio, qué ha votado el vecino de enfrente.
El verde del partido de Santiago Abascal se ha colado en la segunda posición como fuerza en algunos barrios de Ponent de Tarragona e incluso en municipios como Vila-seca, aprovechando su expansión en la Costa Daurada, pero es aquí donde logra la victoria, con un 18,44% de los votos, superando a ERC (17,32%) en una pugna ajustadísima de un puñado de votos. Pese a la victoria, es verdad que Vox consigue sobrepasar el 20% de votos en otros puntos de la geografía provincial, cosa que no logra en esta zona de rentas altas de Mont-roig del Camp.
El dominio verde también alcanza a las urbanizaciones de este litoral como Solemio, Sant Miquel, Parque de Mont-roig, Massos d’en Bladé, Pinós de Miramar, La Riviera o los apartamentos Guardamar, todos ellos complejos residenciales con casas unifamiliares, amplios patios y espacios ajardinados. Son zonas de indudable pujanza turística –el camping Miramar también se incluye en esta sección censal–, muy cercanas a la primera línea de playa.
Mucha segunda residencia
Este distrito ha sufrido, como tantos otros, los vaivenes de lo que ha pasado con Ciudadanos en esta última convocatoria. En las elecciones del 28 de abril, el partido naranja se impuso con autoridad en estas calles. Logró el 22% de los votos y Vox se quedó con el 9%. Fue solo sexta fuerza, por detrás incluso de formaciones soberanistas como JxCat y ERC.
Se trata de una zona ubicada entre Miami Platja y Pratdip, compuesta por clase media, con un nivel de renta medio-alto. En general, el electorado de este tipo de urbanizaciones corresponde a empresarios, autónomos con un nivel económico medio alto, y de mediana edad, en general a partir de los 40 años. También es un lugar integrado por abundante segunda residencia que se ha convertido en primera formado, por tanto, por residentes que han llegado de fuera. También sube el Partido Popular (un 7%), que supera a un PSOE que retrocede (baja un 4%). Es un término también preso del aumento de la abstención entre las dos elecciones generales en este 2019: del 63% al 54%, un retroceso de nueve puntos.
Llama la atención el contraste drástico entre los considerados baluartes de Vox este 10-N: si en Mont-roig del Camp vota electorado acomodado, en Bonavista, Campclar y Torreforta (barrios donde el partido se alza a la segunda posición), el impulso a la ultraderecha procede de un sustrato eminentemente obrero, clase trabajadora pura y dura, económicamente mucho más modesta; lógicas distintas de sufragio (desde el eje económico al identitario) para una misma papeleta que recuerdan lo que dicen los expertos: las clases altas también están votando a Vox. Otro ejemplo: ha sacado sus mejores resultados de Barcelona en el distrito más rico y el más pobre de la ciudad.
La ‘Galia’ de ERC en la Vila-seca socialista
El desglose de datos a nivel de sección censal permite atisbar las islas, aquellas zonas o distritos que se desmarcan especialmente de lo que vota el vecino cercano. Una de ellas se ve en el mismo centro de Vila-seca, el único lugar de todo el municipio donde gana ERC. La población de la Costa Daurada ha destacado por su apoyo al PSC, fuerza ganadora, con Vox segunda. Pero hay en el que siempre ganan los republicanos. Lo hicieron el 28-A y lo han vuelto a conseguir ahora, alcanzando el 21,48% que le permite superar a los socialistas (18,62%).
Y no solo eso: en las calles cercanas Vox es segunda fuerza pero aquí cae a la sexta posición. Es una especie de distrito resistente a esa ultraderecha que ha campado a sus anchas por Vila-seca en esta convocatoria electoral. Se trata del casco histórico, en concreto de las manzanas de edificios existentes entre la calle de la Riera y la calle de Sant Josep, incluyendo también vías como Sant Antoni o Sant Pere. Se trata de la zona que se extiende desde el Ayuntamiento de Vila-seca hasta la Plaça dels Països Catalans, cobijando también a la Plaça de l’Estudi y a la Plaça de Sant Esteve bajo el manto del amarillo republicano.
Triunfo ‘podemita’ en los adosados pudientes de Els Pallaresos
Otro de esos enclaves del sufragio en la provincia tiene lugar en Els Pallaresos. Allí está la única sección censal de toda la provincia en la que Unidas Podemos vence.
La formación morada, que ha pactado esta misma semana con el PSOE para formar gobierno, logra el 20,36% de las papeletas, superando de forma ajustada a ERC (20,16%), que se impone en el global del municipio del Tarragonès. Els Pallaresos es una de las conquistas recientes de los republicanos, que con respecto al mes de abril le han conseguido arrebatar el triunfo al PSC; no ha sucedido así con estas calles, que el 28-A fueron socialistas y ahora son ‘podemitas’.
Se trata de la misma entrada al municipio, a través de la Avinguda 11 de setembre, la Avinguda Corts Catalanes o la calle President Tarradellas. He aquí otra de las curiosidades que deja el escrutinio y que desmontan tópicos enquistados en la demoscopia: clase media-alta y urbanizaciones pudientes votando a un partido supuestamente asociado a la defensa de los trabajadores y, en especial, de la vulnerabilidad social.
La docena de manzanas de Tarragona en las que empatan ERC y PSC
Es la metáfora de lo que viene sucediendo en Tarragona capital en las últimas visitas a las urnas: ese equilibrio más o menos constante entre PSC y ERC. En el entorno del Parc de la Ciutat, en el mismo centro de la ciudad, esa igualdad se lleva al extremo: PSC y ERC empatan con exactamente los mismos votos. El 10-N ambas formaciones se apuntaron el 22,8% de los sufragios. Se trata de una docena aproximada de manzanas entre Vidal i Barraquer, Ramón y Cajal y Pere Martell, próximas al Parc Central y a la Tabacalera.
Esas tablas resumen bien las pulsiones internas de una Tarragona debatida –y dividida– en dos sensibilidades, como han vuelto a demostrar estas elecciones. Si en la periferia –barrios de Ponent, Sant Salvador y Sant Pere i Sant Pau– gana el PSC, en el centro y en todo Llevant se impone ERC.
La igualdad es tal que en algunas zonas unos pocos votos decantan el color con que se colorea la sección censal en un sentido u otro. En abril, ERC ganó en el entorno del Parc del Francolí, que ahora cae de lado socialista. Al revés sucedió en la Part Baixa. La calle Reial y sus alrededores han pasado del PSC a republicanos en seis meses; otra muestra de la actual volatilidad del voto.