Dotarse de las herramientas necesarias para evitar el despoblamiento rural e incentivar el repoblamiento de los municipios más pequeños. Este es el gran objetivo del grupo de trabajo Eines Repoblament Rural, que se creó el pasado verano a nivel de toda Catalunya y al que, hasta el momento, se han adherido 97 pueblos de menos de 2.000 habitantes del Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre.
La iniciativa surgió a raíz de la idea de cuatro alcaldes de municipios pequeños de la provincia de Lleida, entre ellos Jaume Gilabert, alcalde de Montgai, uno de los principales impulsores del proyecto. «La idea nació motivada por el desencanto y la frustración por el hecho de que nadie hace caso a las peticiones del mundo rural. Trabajamos para abordar los problemas y aportar soluciones, pero no somos un grupo de queja, sino de trabajo», explica Gilabert en declaraciones al Diari.
Siete meses después de que arrancase este grupo de trabajo, el número de pequeños municipios de Catalunya que se han sumado supera ya los 500. «Empezamos cuatro y ya somos más de 500. Eso significa que el país tiene un problema grave», advierte el alcalde de Montgai, quien recuerda que «no queremos ninguna injerencia partidista y nuestro objetivo es que la ruralidad esté en el centro del debate político. No queremos palabras y que nos den la razón, sino hechos».
Cerca de un centenar de municipios que forman parte del grupo de trabajo ERR son de la provincia de Tarragona, con la comarca del Priorat como la que más pueblos aporta (18), seguida del Alt Camp (14), Conca de Barberà (13), Baix Camp, Terra Alta y Ribera d’Ebre (11), Tarragonès y Baix Ebre (6), Montsià (5) y Baix Penedès (2).
Compartir ideas
Mont-ral (Alt Camp), con 168 habitantes, es un claro ejemplo de los problemas que tienen los pequeños municipios para evitar el despoblamiento. Su alcalde, Francesc Xavier Pagès, explica que «nos hemos adherido a este grupo de trabajo porque intentamos saber qué hacer para que no se abandonen los pueblos y venga a vivir más gente o, como mínimo, que no se vayan. Es importante porque conoces la opinión de otros municipios, y compartes las ideas entre todos».
Este pequeño pueblo del Alt Camp ha conseguido mantener la población más o menos estable durante los últimos años, aunque a su alcalde le preocupa que esta tendencia pueda cambiar. «En los últimos años nos hemos mantenido, incluso hemos aumentado un poco (unos 20 habitantes). Ha habido gente que ha venido a vivir pero también otros empadronados se han dado de baja. Estamos contentos pero nos preocupa que esta tendencia cambie. Hay que mantener este número de habitantes e, incluso, si podemos aumentarlo un poco más, mejor, sin llegar a ser un pueblo grande», asegura el alcalde de Mont-ral.
Cuando desde el grupo de trabajo ERR se habla de herramientas para evitar el despoblamiento rural, Pagès puntualiza que «nos referimos a aspectos básicos como el colegio (en nuestro caso tenemos), o unas buenas comunicaciones, que las carreteras estén bien porque la gente necesita moverse. O que haya atención médica (también tenemos consultorio) y una buena conexión a Internet», aspecto este último básico para poder atraer a población que quiera y pueda teletrabajar desde el pueblo, como ha pasado en los últimos dos años por la pandemia.
Otro caso, con prácticamente idénticas demandas y reivindicaciones (como ocurre en el 100% de estos municipios pequeños) lo encontramos en Poboleda (Priorat), donde su alcalde, Josep Maria Díaz, alerta de que «cada vez somos más personas mayores en el pueblo y menos jóvenes, que no siguen el trabajo de las tierras. Por eso nos hemos adherido a este grupo, para hacer fuerza entre el máximo de municipios posibles para conseguir las herramientas necesarias para que venga gente a vivir o, como mínimo, que la que tenemos no se vaya».
Poboleda cuenta con 320 habitantes, una cifra que –aunque no se ha movido mucho últimamente– «va un poco a la baja», advierte Díaz. El pueblo cuenta con escuela, «aunque no pinta bien. Ahora hay 28 niños, pero cada año se van unos tres y entran menos de los que marchan», comenta el alcalde, quien reclama lo mismo que su colega de Mont-ral. «Viviendas, porque las casas son muy viejas; una buena red de internet y conexiones, por ejemplo, para facilitar el teletrabajo; no perder el consultorio médico aunque solo lo tengamos abierto tres horas a la semana, y mejorar las conexiones de transporte público para facilitar la movilidad».