«Yo no he visto estas facturas de la luz desorbitadas que está recibiendo la gente en estos últimos meses. Hace unos meses puse placas solares en mi casa y la experiencia es muy buena», confiesa Josep Vallverdú, que instaló en su vivienda unifamiliar de Reus paneles fotovoltaicos justo antes de que comenzara la escalada de precios. Buscaba un ahorro que no esperaba que fuera tan grande. «Es una casa grande, con riegos, y la factura era alta. Tuve la posibilidad de poner las placas y el ahorro que he visto en este tiempo es sustancioso, sobre todo en un contexto en el que ves que todos están pagando más. Si a eso añades que además estás produciendo energía limpia, aún mejor», recalca.
Josep ha conseguido reducir la factura entre un 40 y un 50% en estos pocos meses de experiencia. Al ahorro de alimentar su finca con renovables se añade la compensación que recibe después: «Yo no consumo todo lo que produzco, así que mi excedente se va a la red y luego te lo retribuyen».
«Vemos un incremento de la demanda a nivel doméstico. Hay gente que busca vías para reducir la factura»Este reusense ha cambiado algo los hábitos, a contracorriente de la mayoría que nutre su domicilio de la energía convencional, que buscan las horas valle de la noche y la madrugada para poner la lavadora o el lavavajillas y evitar los picos de las tarifas. «Lo acabas haciendo al revés, poniendo electrodoméstico más al mediodía, que es cuando puedes aprovechar mejor la luz y la energía que se genera», cuenta.
Marc Segura. CEO del grupo Solcam Energia
La bonificación del IBI en Reus
Su vivienda sigue conectada a la red y necesita de energía procedente de combustibles fósiles en momentos puntuales en los que se consume más de lo que se produce, como en la noche o en días de más nubosidad. A pesar de eso, la producción global es mucho mayor que el consumo, lo que abre la puerta a recibir esa compensación por el sobrante. A ello se añade la posibilidad de acogerse a las desgravaciones del IBI, que bonifican. «Todo influye para hacer cálculos para ver cuándo amortizarás y compensarás la inversión inicial. El balance es muy satisfactorio», reitera. Los particulares y empresas que instalen placas en Reus recibirán una bonificación del IBI del 50% en los próximos cinco años. Ejemplos como el suyo proliferan cada vez más, impulsando la que será una de las patas fundamentales del sistema energético del futuro: el autoconsumo. La transición energética no se entiende ya sin los tejados de ciudadanos y empresas forrados de celdas fotovoltaicas.
Pero antes de eso, ha llegado un coste de la electricidad por las nubes que también es decisivo. «Vemos un incremento de la demanda, sobre todo de consultas, incentivado por el precio, que motiva a muchos a buscar vías para reducir la factura. Especialmente lo notamos a nivel doméstico», indica Marc Segura, coordinador de la Comissió d’Energia de la Cambra de Comerç de Reus, auditor energético y CEO del grupo Solcam Energia.
«Instalé placas hace unos meses y me he librado de esas facturas desorbitadas que llegan a la gente»No siempre sale a cuenta, pero cada vez abundan más los propietarios que hacen números y se deciden: «El precio de la energía crece pero no lo hace proporcional a la factura, que lleva unos costes fijos. Por eso no a todos les sale a cuenta, pero lo que está claro es que cada vez hay un mayor interés, sobre todo si tienes un determinado consumo y sobre todo con los últimos incrementos. Si en junio calculabas un plazo de amortización de la inversión que haces en ocho años, en septiembre, ya son seis años, has bajado dos, y eso es clave».
Josep Vallverdú. Vecino
La fiebre por los paneles también se produce a nivel empresarial, «donde siempre hay más flexibilidad para asumir la instalación» aunque incide una dificultad: «A nivel industrial hay un freno porque las ayudas no están llegando. Tienes que esperar a que salgan las ayudas para poder hacer la instalación. Eso no está ocurriendo a nivel doméstico», recalca Marc Segura.
Multiplicado por diez
Las cifras actuales son muy bajas pero el aumento está disparado. Las instalaciones para el autoconsumo fotovoltaico se han duplicado en Tarragona este 2021 en relación con 2020, al pasar de 507 a 1.072, y a falta de acabar este año. Pero la equiparación con perspectiva temporal es aún más marcada. En comparación con 2019 el número se ha multiplicado por diez. Aquel año solo hubo 115. Desde ahí hacia atrás los balances son anecdóticos.
Por trimestres la evolución es todavía más notoria: en el tercero de 2019 hubo 35 instalaciones, en el mismo periodo de 2020 se impulsaron 117 y en el de este año la cifra ha ascendido a 460. «Desde 2017 a la actualidad, el sector del autoconsumo fotovoltaico en Catalunya ha crecido de manera muy significativa, especialmente a partir de 2019, a consecuencia de la aprobación de un marco normativo más favorable a esta tecnología del que había anteriormente», diagnostica el informe del Institut Català d’Energia, del mes de junio.
La potencia también crece: de 5.162 kW en 2020 a 7.099 solo en los tres primeros trimestres de este año en Tarragona. Pero más allá de los números, el informe señala algunas tendencias. «Cada vez se ponen en marcha instalaciones más pequeñas, es decir, con un mayor peso del autoconsumo doméstico», dice el estudio. Así pues, cada vez son más las familias que optan por estas instalaciones para su casa, con el fin de recortar en facturas.
«Necesitamos que el autoconsumo prolifere al máximo, aunque tiene limitaciones»Los datos en la provincia son elocuentes: el 76% de instalaciones tienen una potencia igual o inferior a los 5kW. El ritmo alcanzado es bueno pero aún dista de los objetivos. Según el Institut, el autoconsumo en Catalunya es del 142,56 MW. A un rendimiento de 1.200 horas equivalentes anuales, aportaría 171.075,6 MWh, que equivale al 0,38% de la actual demanda eléctrica catalana. Como en el despliegue de los parques eólicos y solares, una gran asignatura pendiente de Catalunya que deberá empezar a solventarse a partir del nuevo decreto de renovables, el autoconsumo debe ser un «eje de la política energética», según expone el Govern, para alcanzar la descarbonización completa en 2050. «El crecimiento del autoconsumo es una buena noticia, necesitamos que prolifere al máximo, pero no hay que olvidar que tiene unas limitaciones», indica el tarraconense Jaume Morron, socio-director de DialEc-Comunicació per la Sostenibilitat y gerente de EolicCat, asociación que agrupa a la mayoría de empresas vinculadas al sector eólico que operan en Catalunya. Morron añade: «En el mejor de los casos, se podrá llegar al 20 o al 25% de la demanda, y es algo muy positivo desde el punto de vista doméstico, sobre todo porque implica al ciudadano, pero no podemos cubrir todas las necesidades, empezando por la propia industria».
Jaume Morron. Gerent de EolicCat
El despliegue lucha contra condicionantes como la renta o la tipología de vivienda. «Se observa una clara correlación entre las viviendas unifamiliares y la cantidad de instalaciones. Como mayor es el peso del inmueble unifamiliar en el municipio, más instalaciones por cada 1.000 habitantes», indica el Institut. En la provincia, Calafell (Baix Penedès) es la población que lidera el ranking. Otro aspecto clave es el económico, la capacidad de asumir una inversión inicial para implantar el dispositivo. A más nivel de renta, más instalaciones.