Cada día 35 tarraconenses se marchan a la sanidad privada. Son 25.600 en dos años, desde la Covid-19, según los datos en la provincia que ha dado a conocer ahora la patronal Unespa, y que recogen también el impacto de esta tendencia durante 2021, el segundo año de la Covid-19. El ritmo no aflojó en ese ejercicio, donde la tendencia alcista se ha perpetuado: en los dos años de emergencia sanitaria la suscripción de estos seguros crece el doble en comparación con el periodo previo.
La explicación es fácil y lógica: el coronavirus ha complicado aún más la difícil situación por la que pasa el sistema público sanitario, reflejada por ejemplo en las listas de espera para una operación o una visita a un especialista. Tarragona, donde la penetración de las pólizas ya era importante, se ha visto especialmente afectada por la inercia. Es la provincia catalana con un incremento más grande de afiliación (12,7%) en dos años, superando con creces a Lleida (7,1%). Pero, a su vez, las comarcas tarraconenses destacan en clave estatal. Es la sexta provincia de España en población con seguro médico privado. Un 27,69% de los ciudadanos tenían mutua en 2021. Un año antes la cifra era de 26,7% y si se coge perspectiva la diferencia es aún más marcada. En 2011, diez años antes, había un 20,7%.
La lista está comandada por las provincias más habitadas, Madrid y Barcelona y, a partir de ahí, solo las Islas Baleares, Vizcaya y Málaga figuran por delante. En ese contexto aflora un debate inevitable. Para algunos, irse a una mutua revela carencias y un funcionamiento deficiente de lo público; para otros, supone un complemento. «Las necesidades de salud de una sociedad son muy extensas. Entre tanto, los recursos disponibles, son limitados. Por esta razón hay que tener presente que la sanidad pública y la privada no son rivales, sino que se complementan», explica Unespa.
«Precios competitivos»
Buscar una solución médica rápida en tiempos en los que la sanidad ha estado saturada por el virus no es solo el único factor. «Los seguros médicos tienen éxito porque son productos que se comercializan a precios competitivos y accesibles, la oferta disponible es amplia y plantea características diferenciales», cuenta Unespa, que añade: «Los seguros de salud ofrecen tratamientos innovadores. Permiten contar con opciones terapéuticas complementarias y acceder al especialista rápidamente, ofrecen coberturas complementarias como la asistencia bucodental o suelen tener cobertura en el extranjero». Todas esas ventajas han motivado, según Unespa, «el crecimiento sostenido de la facturación del seguro de salud en las últimas tres décadas».
El sector saca pecho de su aportación en la pandemia: «La contribución del sistema sanitario privado al Sistema Nacional de Salud se ha puesto de manifiesto durante la Covid-19. El sector asegurador ha facilitado el acceso a atenciones a enfermos de coronavirus. También ha sufragado pruebas diagnósticas a millones de personas en España. El seguro ha contribuido a la contención de la pandemia en el país».
Disponer de una póliza cambia el comportamiento del ciudadano hacia la salud, porque en líneas generales deja de acudir a lo público. Eso es visto por algunos como una vía de descongestión. «Son atenciones que se ahorra el sistema público sanitario. Quienes contratan un seguro, aunque puedan ir a la pública como cualquier contribuyente, van a la privada y alivian así la carga de trabajo de los centros públicos», añade Unespa. Hay quien defiende que, igual que alguien decide pagar por un servicio concreto, también hay quien prefiere abonarse para una mayor accesibilidad al sistema.
Lo que está claro es que es muy difícil desligar el auge más intenso de la mutualidad en el contexto del SARS-CoV-2 . «Se han aplazado consultas y postergado operaciones, y hay una parte de la población que ha optado por otras vías», resume la doctora Mireia Garcia-Villarrubia, vicepresidenta del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona (COMT).
«Se genera segregación»
La tendencia es global. En España el número de asegurados ha crecido casi un 9% desde 2019, por debajo del porcentaje en Tarragona (12,7%). En el último año, el incremento en España fue del 4,5%, algo superior a la cifra de Tarragona (4,3%), que a su vez supera la media catalana (3,21%).
Algunas voces son críticas. «Al final llegamos a una situación en que quien tiene dinero se puede pagar una atención de sanidad y el que no queda excluido. Se genera segregación. La gente se busca la vida y lo hace pagando, lo que aumentará las desigualdades y hará crecer las diferencias. Se estigmatiza a las personas y como sociedad nos lo tenemos que plantear», explica Marina Roig, delegada de la junta de personal de Joan XXIII. Roig añade: «Siempre ha habido sanidad privada y siempre la va a haber, porque hay gente que quiere acceder. Lo que no puede ser es que lo hagas porque la pública no funciona. Yo me puedo comprar un Porsche si quiero, pero tengo que poder tener un mínimo, un coche mucho más barato para moverme». Para la delegada sindical, «la Covid ha demostrado que las mutuas no han sabido dar ningún tipo de salida hasta que se pusieron a hacer PCR» y condena que «hacerse un seguro es casi una obligación para tener un servicio mínimo de calidad».